Afganistán: Exigí a la comunidad internacional proteger a las personas de Afganistan que huyen del conflicto
Ante la caída del gobierno afgano como consecuencia de la toma del poder por los talibanes y las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul con miles de personas tratando de huir del país, Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, manifestó: “Lo que estamos presenciando en Afganistán es una tragedia que se debería haber previsto y evitado. Si no hay una acción rápida y decisiva de la comunidad internacional, se agravará aún más. Miles de personas afganas están en grave peligro de sufrir represalias a manos de los talibanes —desde personal académico hasta periodistas, activistas de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos— y podrían enfrentarse a un futuro muy incierto”.
Los gobiernos extranjeros deben tomar todas las medidas necesarias para garantizar una salida segura de Afganistán a quienes están en el punto de mira de los talibanes. Esto incluye visados, ofrecer apoyo a quienes emigran desde el aeropuerto de Kabul, proporcionar plazas de reubicación y reasentamiento, y suspender todas las deportaciones y devoluciones.
Consejo de Seguridad de la ONU también debe aprobar una resolución de emergencia para pedir a los talibanes —que en la práctica ya controlan el país— que respeten el derecho internacional de los derechos humanos, protejan a la población civil y pongan fin a los ataques de represalia mientras se siguen negociando los acuerdos para la transición.
Exigí a los gobiernos extranjeros, incluyendo Estados Unidos, que garanticen la evacuación segura de todas las personas afganas, refugiadas y desplazadas internamente, que hoy están en peligro.
EL CONTROL DE LOS TALIBANES SOBRE LAS MUJERES
Los talibanes han aplicado históricamente políticas duras y discriminatorias contra las mujeres, con el resultado de que éstas han sido excluidas de la vida pública. Cuando los talibanes gobernaron el país entre 1996 y 2001, se negó a las mujeres su derecho a la educación y al acceso a la salud, y su derecho a la libertad de movimiento estaba severamente restringido, no podían aparecer en público sin un pariente masculino cercano y eran objeto de castigos severos y desproporcionados incluso por «delitos» menores. Cualquier desviación de las normas establecidas por el grupo podía ser castigada con castigo corporal público, o incluso la pena de muerte o la ejecución pública.
Amnistía Internacional sigue estando gravemente preocupada por el hecho de que el grupo no haya cambiado sus políticas anteriores sobre las mujeres, como se observa en las zonas actualmente controladas por los talibanes, donde la mayoría de las mujeres siguen privadas de sus derechos a la educación y a la libertad de movimiento, y están sujetas a casi las mismas normas draconianas que se aplicaban durante la era talibán de 1996 a 2001.
Exigí a la comunidad internacional que demuestre su firme compromiso para que las mujeres puedan ejercer libremente sus derechos.
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