Decí NO a los robots asesinos
Nos enfrentamos a lo inconcebible: se están desarrollando drones y otras armas avanzadas con la capacidad de elegir sus propios objetivos y atacarlos sin control humano. En otro tiempo se pensaba que esto era algo propio del cine, pero las armas autónomas —o “robots asesinos”— ya no son un problema del futuro.
Las máquinas no pueden tomar decisiones éticas complejas. Carecen de compasión y entendimiento, toman decisiones basándose en procesos arbitrarios, sesgados y opresivos. Tecnologías emergentes, como el reconocimiento facial y de la voz, a menudo no reconocen a las mujeres, las personas negras y las personas con discapacidad. Esto implica que las armas autónomas en ningún caso se pueden programar adecuadamente para sustituir la toma de decisiones humana.
La sustitución de tropas por máquinas facilita que se decida ir a la guerra y, mediante transferencias ilegales y la captura en el campo de batalla, estas armas caerán en manos de otros. Además, estas tecnologías se emplearán en la función policial, en el control de fronteras y para amenazar derechos humanos como el derecho a la protesta, el derecho a la vida, y la prohibición de la tortura y otros malos tratos. Pese a estos motivos de preocupación, países como Estados Unidos, China, Israel, Corea del Sur, Rusia, Australia, India, Turquía y Reino Unido siguen invirtiendo en el desarrollo de armas autónomas.
Tenemos la oportunidad de actuar ya. Empresas y departamentos de defensa de todo el mundo están inmersos en una carrera para desarrollar estas tecnologías, por eso debemos actuar rápido antes de que perdamos el control humano significativo sobre el uso de la fuerza, lo que tendría unas consecuencias terribles.
Firma la petición e impide que los robots asesinos tomen decisiones sobre la vida y la muerte.
Pedimos a los dirigentes de gobiernos de todo el mundo que inicien las negociaciones para una nueva legislación sobre la autonomía de los sistemas de armas, a fin de garantizar el control humano sobre el uso de la fuerza y prohibir las máquinas cuyo blanco son las personas y que nos reducen a objetos, estereotipos y puntos de datos.
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