El atroz descubrimiento, realizado hoy, de una fosa común que contiene los restos de al menos 31 personas en el norte de México pone de manifiesto la urgente necesidad de emprender acciones enérgicas para hacer frente a la crisis de derechos humanos, que se deteriora rápidamente. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
“México está perdiendo estrepitosamente la batalla contra las desapariciones, con casi 25.000 personas que, desde 2007, han ido quedando en paradero desconocido. Este último descubrimiento debe servir de alarma a las autoridades mexicanas y llevarlas a emprender acciones reales para detener lo que parece ser una lista interminable de horrores que están teniendo lugar en todo el país”, afirmó la organización.
“Como primer paso, las autoridades mexicanas deben garantizar que, al contrario de lo que ha venido siendo excesivamente habitual en el pasado, se emprenden investigaciones forenses y periciales sobre este espantoso descubrimiento, y se llevan a cabo de una manera que proteja todas las pruebas y conduzca a la identificación de los restos y la justicia para los familiares de las víctimas.”
Las autoridades locales del estado de Nuevo León, cerca de la frontera entre México y Estados Unidos, confirmaron el martes que habían encontrado en un rancho local una fosa común que contenía los restos de al menos 31 personas. Se están realizando pruebas para identificar los restos.
En los últimos años se han descubierto varias fosas comunes en la zona, conocida por la presencia en ella de bandas delictivas.