La pasada noche del 21 de enero, la policía militar de São Paulo volvió a dispersar de forma violenta las protestas pacíficas que tuvieron lugar en la ciudad, en lo que Amnistía Internacional califica de amenaza a las garantías constitucionales de libertad de expresión con antelación a los Juegos Olímpicos que se celebrarán este año.
Se desconoce el número de víctimas que dejó la violenta dispersión, en la que la policía militar disparó ininterrumpidamente descargas de gas lacrimógeno y granadas paralizantes contra quienes se manifestaban, pero los organizadores de la protesta afirmaron que al menos tres personas sufrieron lesiones graves. Se tuvo noticia de la detención de cuatro manifestantes.
“La policía militar rodeó la manifestación y atacó a las personas que se manifestaban, tal como atestiguan las imágenes grabadas por los medios de comunicación y los organizadores de la manifestación. Esta represión e interrupción violenta de manifestaciones pacíficas vulnera la Constitución de Brasil”, afirmó Atila Roque, director ejecutivo de Amnistía Internacional Brasil.
“Resulta lamentable que, en lugar de promover un debate político sobre la cuestión del transporte público como respuesta a las manifestaciones, el Estado haya emprendido una violenta campaña de ataques contra el derecho a protestar pacíficamente.”
La protesta, organizada por Movimento Passe Livre, que defiende la gratuidad del abono de transporte, y otros grupos de jóvenes de São Paulo, era la quinta de una serie de manifestaciones que se han realizado este mes contra los aumentos de las tarifas del transporte público en esta ciudad.
La manifestación comenzó en los alrededores de la terminal central de autobuses, y, cuando los manifestantes trataron de dirigirse hacia la Asamblea Legislativa , una fuerte presencia policial se lo impidió, en una clara violación del derecho a la libertad de reunión.
Los manifestantes levantaron los brazos y trataron de avanzar mientras gritaban “Sin violencia”, a lo que la policía respondió disparando decenas de rondas de gas lacrimógeno y granadas paralizantes, así como balas de goma. La policía también utilizó los escudos y las porras para golpear a quienes participaban en la manifestación.
Un vídeo grabado en cierto momento en la Plaza de la República, donde se había concentrado la mayor presencia policial, muestra a la policía disparando 30 granadas paralizantes en 15 segundos para dispersar a los manifestantes.