Cuando en abril surgieron los informes de que las autoridades chechenas estaban deteniendo,
torturando e incluso matando a gays como parte de una campaña atroz para purgar la república de personas de “orientación no tradicional”, hubo un clamor de indignación internacional.
La respuesta de las autoridades chechenas fue asegurar que los gays no existen, a pesar de que al mismo tiempo justificaron que se los matara por motivos de “honor”.
La agresiva homofobia de las autoridades chechenas se refleja en toda la sociedad, de manera que los gays se ven obligados a ocultar su identidad sexual a sus familias y amistades íntimas por miedo a ser atacados o asesinados.
Un hombre contó a Amnistía Internacional que conocía el caso de un gay que había muerto a tiros a manos de sus familiares y no había recibido un entierro. “Para un musulmán, no tener un funeral es especialmente duro. Es como si esa persona nunca hubiera existido, y nadie tiene derecho a recordarla.”
Pero los chechenos gays sí existen. Son reales y necesitan ayuda real con urgencia.
Desde que se conoció su situación, activistas de Amnistía Internacional de todo el mundo se han reunido para desafiar la absurda negación de las autoridades y expresar su apoyo y solidaridad a los gays de Chechenia.
La semana pasada entregamos más de medio millón de firmas en embajadas rusas de todo el mundo para reclamar el fin de esta terrible persecución, así como la investigación adecuada de las denuncias. Se recogieron firmas en países tan distantes como Taiwán y Brasil.
Además, hemos celebrado actos de calle frente a las embajadas de Rusia en todo el mundo para demostrar a los gays de Chechenia que los reconocemos y exigimos su protección.
La mezcla tóxica de una sociedad profundamente conservadora y el clima de miedo generado por el represivo régimen de Ramzan Kadirov se traduce en que las autoridades chechenas pueden atacar a gays a plena luz del día sin temor a tener que responder de sus actos.
Amnistía Internacional habló con testigos que contaban cómo se humilla públicamente a los hombres sospechosos de ser gays cuando las autoridades van a por ellos: se los llevan a rastras delante de sus familias y colegas, por lo que corren el riesgo de sufrir represalias si finalmente son liberados.
Los gays necesitan salir de Chechenia ya.
Por eso Amnistía Internacional pide a los gobiernos internacionales que abran sus puertas a los gays que huyen de Chechenia. Es vital que los gobiernos que han alzado con razón la voz para condenar estas atrocidades garanticen ahora que las personas chechenas que buscan protección internacional tengan acceso a procedimientos justos de concesión de asilo.
Con demasiada frecuencia, los gobiernos de los países ricos no hacen lo suficiente para ayudar a ponerse a salvo a las personas que huyen de la persecución. Por eso, acciones como éstas son tan importantes.
Significan que la gente corriente puede transmitir un mensaje contundente a las autoridades rusas: no vamos a retroceder, y seguiremos haciendo campaña hasta que el último gay de Chechenia esté a salvo.