Peterborough es una ciudad rodeada de una gran comunidad agrícola, que a menudo ha tendido a ser políticamente conservadora. Sin embargo, toda la comunidad se ha unido de una forma extraordinaria para dar la dar la bienvenida a los refugiados, y en especial a la familia Alftih.
Stephanie Benn forma parte de Safe Haven for Refugees, el grupo comunitario de patrocinio que llevó a la familia Alftih a Peterborough. Asimismo, es profesora de la escuela pública Edmison Heights y junto con su compañera, Laura Smith, ayudaron a la comunidad escolar a solidarizarse con la familia Alftih.
Durante una clase Laura Smith se enteró de que Randa Alftih quería que la familia de su hermana se trasladara de Líbano a Canadá, y la historia las conmovió. Por ese motivo, organizaron una serie de actividades para recaudar fondos: montaron un mercado en el que vendieron artículos generosamente donados por empresas y artistas locales; organizaron fiestas en la escuela en las que vendían pizzas por un dólar; y varios niños y niñas de la escuela llegaron incluso a pedir donaciones en lugar de regalos por su cumpleaños.
Sus iniciativas tuvieron resultados: el alumnado ayudó a reunir los 5.000 dólares que se necesitaban para trasladar a la hermana de Randa y a su familia.
No obstante, siempre ha sido una respuesta del conjunto de la comunidad. Tras los atentados de París, la mezquita de Peterborough fue incendiada, pero este hecho tuvo efectos positivos, ya que la ciudad, horrorizada por lo que había visto, empezó a mandar donaciones sin parar, hasta llegar a los 100.000 dólares. Como el seguro cubría la reparación de la mezquita, decidieron dividir el dinero recaudado entre un refugio local de mujeres y un proyecto para personas discapacitadas.
En Peterborough hay por todas partes historias de ciudadanos y ciudadanas deseosos de ayudar. Cuando tiraron a Kareem Alftih de la bicicleta, el equipo paramédico que lo atendió, al enterarse de la historia, compró bicicletas nuevas para toda la familia. Parece que toda la comunidad se siente satisfecha de ser una comunidad que, de verdad, da la bienvenida a las personas refugiadas.