Ayer el líder indígena Agustín Santillán fue finalmente liberado tras el fallo de la Cámara de Apelaciones de Formosa que revocó el único procesamiento que quedaba pendiente de resolución.

Agustín Santillán es un dirigente indígena wichí de Formosa que fue imputado en 28 causas penales que incluyen la intimidación pública, instigación a cometer delitos, asociación ilícita, amenazas, lesiones, agresión y usurpación. Estas causas tienen origen, entre otras razones, en la reivindicación histórica del territorio ancestral. No pesa sobre él ninguna condena.

Agustín fue detenido el 14 de abril tras ser acusado de participar en una serie de incidentes (robo y saqueo de viviendas y comercios) que no habría siquiera presenciado. Hasta ese momento las causas penales previas se encontraban sin movimiento. Luego de su detención, las mismas comenzaron a reactivarse.

La liberación de Santillán fue posible gracias al inmenso trabajo de sus abogados Daniel Cabrera y Cintia Herrera.

“Una de las formas de persecución contra los pueblos originarios se da a través del uso de la persecución penal. Tal como ya hemos visto en varios casos en Formosa, la experiencia nos demuestra el uso de causas por delitos como corte de ruta, resistencia a la autoridad y usurpación para amedrentar la lucha de defensores y defensoras por los derechos de sus comunidades. De este modo, el Estado corre el eje y en vez de atender las cuestiones de fondo, invierte recursos en perseguir a referentes indígenas”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

Desde Amnistía Internacional celebramos la liberación de Agustín Santillán y exigimos el cese de la persecución penal como estrategia de intimidación y silenciamiento de líderes indígenas a lo largo de todo el país.