Caminar a casa con seguridad después de la escuela es un lujo en México, un lujo que José Adrián no tuvo. Dos años después de un violento incidente, José Adrián todavía no se siente seguro. ¿Por qué? Porque sus perpetradores, los agentes de la policía local, siguen ahí fuera.
José Adrián es un adolescente maya con una discapacidad no diagnosticada que no le permite oír y comunicarse con facilidad. Tenía 14 años cuando la policía lo arrestó arbitrariamente y lo golpeó en su comunidad de X-Can en el Estado de Yucatán, México, el 25 de febrero de 2016.
José Adrián volvía caminando a su casa de la escuela justo después de una pelea callejera, en la que él no participó, durante la cual se arrojaron piedras contra una patrulla. Cuando apareció la policía, las cosas tomaron un giro peligroso. En lugar de ser protegido por los agentes, los vecinos vieron a la policía arrestar y golpear a José Adrián contra el auto, pisarle la cabeza y causarle una lesión en el cuello.
Le quitaron la camisa y los zapatos y lo llevaron a las celdas de la comisaría de policía en la cercana ciudad de Chemax. Lo esposaron, lo colgaron por las manos de la pared y lo dejaron allí durante horas. Después de enterarse de la terrible experiencia de su hijo, sus padres se vieron obligados a pagar una multa y pagar los daños al coche de policía sólo para sacarlo de la cárcel.
La familia de José Adrián pudo haber regresado a su casa y tratar de olvidar lo sucedido, pero han optado por luchar por la justicia y presentar una queja.
Exigimos que las autoridades lleven a los perpetradores de José Adrián ante la justicia. Hay que proporcionar a José Adrián y a su familia una reparación adecuada por las violaciones de los derechos humanos que sufrió, de acuerdo con su voluntad y la de su familia. Y deben llevar a cabo una investigación completa, pronta e imparcial sobre el caso de José Adrián, que los agentes de la policía municipal sospechosos de responsabilidad penal sean llevados ante la justicia y, si son declarados culpables, castigados con penas adecuadas que tengan en cuenta la extrema gravedad del delito, incluidos los responsables al mando.
José Adrián es sólo uno de los muchos supervivientes del uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y de las detenciones ilegales en todo el mundo. Todos podemos levantarnos y exigir un cambio.