Las mujeres lideran la resistencia y las luchas por los derechos humanos en todo el mundo. Son ellas la cara de la vanguardia contra las políticas de “mano dura”, misóginas, xenófobas y homófobas. Así lo destaca el informe anual de Amnistía Internacional, que se presentó en las últimas horas. “En 2018 vimos a muchos de estos líderes que se autocalifican de ‘duros’ tratando de violar el principio de igualdad, mediante la aplicación de políticas o tácticas intimidatorias dirigidas a demonizar y perseguir a comunidades ya marginadas y vulnerables. Sin embargo, las mujeres activistas son las que este año han ofrecido la visión más potente de cómo combatir a estos dirigentes represivos”, declaró Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional. El documento resalta el rol del movimiento de mujeres en Argentina para reclamar la despenalización y legalización del aborto en el país y cuestiona que, en todo el mundo, el 40 por ciento de las mujeres en edad de procrear vive en países en los que la interrupción de embarazo sigue estando “estrictamente restringida”.
Las conclusiones se publican en “Derechos Hoy”, un resumen que analiza la situación de los derechos humanos en siete regiones del mundo: África, las Américas, Asia Oriental, Europa y Asia Central, Oriente Medio y el Norte de Africa, Asia Meridional y el Sureste Asiático. Su presentación conmemora el 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la primera carta de derechos fundamentales de alcance global, adoptada en 1948 por los gobiernos del mundo.
El informe señala que este año “en todo el mundo, las mujeres han estado a la vanguardia de la batalla por los derechos humanos”. Y enumera: en India y Sudáfrica, miles de mujeres tomaron las calles para protestar contra la violencia sexual endémica. En Arabia Saudí y en Irán, las activistas “corrieron el riesgo de ser detenidas” por oponerse a la prohibición de conducir autos y al uso obligatorio del hiyab, respectivamente. En Argentina, Irlanda y Polonia, “un gran número de mujeres se manifestó para exigir el fin de las leyes opresivas sobre el aborto”. En Estados Unidos, Europa y Japón, millones de mujeres, apunta el informe, se sumaron a la segunda marcha convocada por el movimiento #MeToo (#YoTambién) para reclamar el fin de la misoginia y los abusos. En el nordeste de Nigeria, “miles de mujeres desplazadas se movilizaron reclamando justicia por los abusos que han sufrido a manos de los combatientes de Boko Haram y de las fuerzas de seguridad nigerianas”.
En Irlanda, las manifestaciones lideradas por mujeres consiguieron anular la prohibición del aborto, en Arabia Saudí lograron por fin el derecho a manejar autos, en Islandia y Suecia, que se aprobaran nueva legislación que reconoce que las relaciones sexuales sin consentimiento constituyen violación. En Estados Unidos, “las acusaciones de conducta sexual indebida tuvieron repercusiones en todo el patriarcado de Hollywood, cuestionando décadas de impunidad”, destaca el informe de AI.
“Pero no podemos celebrar el tremendo auge del activismo de las mujeres sin reconocer por qué necesitan luchar tan arduamente. La cruda realidad es que, en 2018, muchos gobiernos apoyan abiertamente políticas y leyes que las someten y reprimen”, enfatiza AI.
A lo largo del documento, se detallan situaciones de discriminación y opresión que viven las mujeres en distintas geografías. Entre otras, que todavía la brecha salarial de género es del 23 por ciento, en promedio en todo el mundo. También se enumeran un conjunto creciente de políticas y leyes destinadas a subyugar y controlar a las mujeres, sobre todo en materia de salud sexual y reproductiva. Por ejemplo, legisladores polacos y guatemaltecos impulsaron el endurecimiento de las leyes sobre el aborto, mientras que, en Estados Unidos, los recortes de los fondos destinados a clínicas de planificación familiar han puesto en peligro la salud de millones de mujeres.
Mujeres activistas arriesgaron su vida y su libertad para luchar contra las injusticias, indica la organización internacional de derechos humanos: como Ahed Tamimi, una joven palestina a quien encarcelaron injustamente por alzar la voz en defensa de su pueblo y Marielle Franco, brutalmente asesinada en Brasil por luchar sin miedo en defensa de los derechos humanos.
En todo el mundo, dice la AI, “las mujeres que experimentan capas de discriminación entrecruzadas –basadas en su orientación sexual, identidad de género, etnia, raza o estatus socioeconómico– están expuestas a sufrir violaciones de derechos humanos adicionales de carácter único. En Somalia, las mujeres con discapacidad suelen ser sometidas a matrimonios forzados y a violencia en el ámbito familiar. En Canadá, las mujeres indígenas tienen seis veces más probabilidades de ser asesinadas que el resto de la población femenina”.
El informe señala que a lo largo de 2018, la libertad de expresión, la situación de las personas migrantes y el derecho a la educación, entre otros ejes, fueron temas fundamentales en la agenda de derechos humanos.
Publicado en Página 12