El surgimiento de un liderazgo político permite concebir esperanzas de que en 2022 se inicien negociaciones sobre un tratado.
Ya está claro que hay una minoría de Estados, entre los que se encuentran
Estados Unidos y
Rusia, que ya han hecho fuertes inversiones en el desarrollo de armas autónomas y están empeñados en utilizar las reglas de consenso de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales de la ONU para impedir que los demás, que son mayoría, avancen hacia una respuesta legal internacional sobre la autonomía de los sistemas de armas. Tras el fracaso de
hoy de la
VI Conferencia de Examen de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, que no ha podido llegar a un acuerdo sobre los pasos a seguir para negociar una nueva legislación, se reconoce la necesidad urgente de una respuesta legal que reproduzca las condiciones que condujeron a la creación de los tratados sobre minas terrestres y municiones de racimo.
Después de ocho años de debates en los que una franca
mayoría de Estados han pedido sistemáticamente que se negocie una nueva legislación internacional para garantizar un control humano significativo sobre el uso de la fuerza, la
VI Conferencia de Examen ha aprobado un mandato increíblemente alejado del resultado que el mundo necesita. Los Estados continuarán el año que viene con las reuniones de la Convención sin haber acordado un objetivo concreto sobre el que trabajar.
El liderazgo político que está surgiendo abre la posibilidad de un proceso externo, y ahora parece la única vía para poder conseguir avances sustanciales. El ministro australiano de Asuntos Exteriores,
Alexander Schallenberg, y el ministro neozelandés para el Desarme y el Control de Armas,
Phil Twyford, han pedido que se desarrolle una nueva legislación internacional para regular las armas autónomas. Los nuevos acuerdos de coalición de gobierno de
Noruega y
Alemania resultan prometedores en este aspecto. En la ONU ha habido un liderazgo transregional constante, con 68 Estados que piden un instrumento legal.
Miles de especialistas, científicos y expertos en inteligencia artificial, la
Campaña contra los Robots Asesinos (
Stop Killer Robots),
Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el CICR, 26 Premios Nobel y la sociedad civil han pedido una nueva legislación internacional. Todo está listo para un proceso externo sobre robots asesinos.
Richard Moyes, de la Campaña contra los Robots Asesinos (Stop Killer Robots), ha declarado:
“Es preciso que los dirigentes de los gobiernos tracen una línea moral y legal para la humanidad
contra el asesinato de la gente mediante máquinas. Los Estados que ven la necesidad de garantizar un control humano significativo sobre el uso de la fuerza están en franca mayoría. Es hora que ejerzan su liderazgo para evitar las catastróficas consecuencias humanitarias de los robots asesinos.”
Verity Coyle, asesora general de Amnistía Internacional, ha señalado:
“A medida que avanza la investigación y las pruebas de estas armas, disminuyen la oportunidades de regularlas. La Convención sobre Ciertas Armas Convencionales ha vuelto a demostrar su incapacidad para hacer progresos significativos. Es hora de que los Estados comprometidos tomen la iniciativa de un proceso externo que pueda conseguir un paso adelante como el que ya vimos en el caso de las minas terrestres y las municiones de racimo.”