El ataque perpetrado el 3 de marzo mató a personas que hacían cola para comprar el pan.
El mortífero ataque aéreo puede constituir un crimen de guerra.
El ataque aéreo ruso que, según informes, mató a 47 civiles en la ciudad ucraniana de Chernígov puede constituir un crimen de guerra; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional tras una investigación de los hechos.
Hacia las 12.15 del mediodía del jueves 3 de marzo, una pequeña plaza pública de Chernígov, formada por las calles de Viacheslava Chornovola y Kruhova, fue alcanzada por múltiples bombas que mataron a civiles y causaron graves destrozos en los edificios circundantes.
Basándose en nuevas entrevistas y en la verificación y análisis de imágenes de vídeo, el Equipo de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional concluye que el ataque fue con toda probabilidad un ataque aéreo ruso en el que se utilizaron al menos ocho bombas aéreas no guiadas.
Fue un ataque despiadado e indiscriminado contra la población que estaba dedicada a sus quehaceres diarios en viviendas, calles y tiendas.
Joanne Mariner, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional
“El ataque aéreo que alcanzó las calles de Chernígov sacude la conciencia. Fue un ataque despiadado e indiscriminado contra la población que estaba dedicada a sus quehaceres diarios en viviendas, calles y tiendas”, afirma Joanne Mariner, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional.
“Este escandaloso ataque es uno de los más letales que ha sufrido hasta ahora la población ucraniana. La Fiscalía de la Corte Penal Internacional debería investigar este ataque aéreo como un crimen de guerra. Los responsables deben ser llevados ante la justicia y debe ofrecerse una reparación plena a las víctimas y sus familias.”
El gobierno regional de Chernígov informó de que 47 personas —38 hombres y 9 mujeres— habían perdido la vida en el ataque. Imágenes verificadas del ataque muestran el lanzamiento de ocho proyectiles en rápida sucesión que caen en línea, típico de un bombardeo desde el aire.
Amnistía Internacional no pudo identificar un solo objetivo militar legítimo en el lugar del ataque ni en sus inmediaciones. Imágenes de satélite del 28 de febrero muestran una cola de personas en el exterior de un edificio alcanzado por el ataque. Basándose en estas imágenes y en testimonios de testigos, Amnistía Internacional cree que la mayoría de las víctimas estaban haciendo cola para conseguir alimentos cuando cayeron las bombas.
“Estaba todo destrozado.”
Alina, estudiante de 21 años, estaba con su familia en su casa, en la cercana calle de Ivana Bohuna cuando cayeron las bombas.
Así se lo contó a Amnistía Internacional: “Oí un zumbido muy, muy fuerte y noté que el edificio temblaba. Era como si nuestro piso fuera a reventar […] Luego, pasados dos segundos, oí que estallaban los cristales de las ventanas y caían al patio. Nuestro edificio tembló mucho; pensé que no quedaría una sola pared en pie.
Al oír el zumbido, llamé a mi abuela para que se refugiara conmigo en el pasillo. Nos tumbamos en el suelo y seguramente eso fue lo que nos salvó.”
El padre y la madre de Alina estaban en la calle cuando tuvo lugar la explosión, y sobrevivieron al ataque. Añadió: “En un edificio amarillo [cercano] estaban haciendo cola para comprar el pan, y allí era adonde pensaban ir […] No recuerdo si fue mi padre o mi madre quien dijo: ‘No, hay demasiada cola. Vámonos de aquí’. Y se marcharon. Los que estaban haciendo esa cola ya no viven.”
Yulia Matvienko, de 33 años, estaba en su casa —también en la calle Ivana Bohuna— con sus tres hijos cuando sucedió el ataque.
Ella sufrió un traumatismo craneal. Así se lo contó a Amnistía Internacional: “Yo iba por el pasillo y cuando estaba llegando a la cocina de repente me quedé sorda. No entendía lo que estaba pasando.
De pronto, todo empezó a desmoronarse y a caer. Los niños gritaban. Durante varios segundos fue como si se hiciera el silencio y se detuviera el tiempo. Saqué a rastras a mis hijos de debajo de los escombros. Los saqué de allí como pude mientras chorreaba sangre.
Estaba todo destrozado, y la puerta [del edificio] se había desplomado. No quedaba un solo cristal en las ventanas, y algunos balcones habían sido completamente destruidos. Nos niños no sufrieron ni un rasguño. Fue un milagro […] sólo les había salpicado mi sangre.”
En imágenes del ataque tomadas con dashcam (cámara embarcada) se ven municiones cayendo y se oye lo que parecen aviones volando bajo a gran velocidad, todo ello compatible con la táctica propia de un ataque de este tipo. Lanzar bombas no guiadas en zonas pobladas incumple la prohibición de llevar a cabo ataques indiscriminados. Son bombas con efecto en amplias superficies y mucho menos precisas que la munición guiada de precisión.
Verificación del Evidence Lab, del Programa de Respuesta a las Crisis
El Evidence Lab, del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional, verificó imágenes tras el ataque que revelaban destrozos en edificios y cadáveres en las calles. Las imágenes de los servicios de emergencia del Estado ucraniano también mostraban daños y medidas de rescate.
Otros vídeos verificados que se grabaron en los momentos posteriores muestran al menos el cráter inequívoco de una bomba cuyo tamaño era compatible con munición de unos 500 kilos.
En imágenes verificadas sobre otro ataque aéreo en Ucrania se ve cómo las fuerzas de defensa civil retiran del terreno munición no guiada FAB-500 M62 sin estallar. Además, en un vídeo oficial publicado por las fuerzas armadas rusas el 6 de marzo se ve el despegue de aviones Su-34 Fullback cargados con ocho bombas FAB-500, la típica carga de combate en las operaciones rusas actuales.
“Todos los Estados deben cooperar con la Corte Penal Internacional y la nueva comisión de investigación establecida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para ayudar a garantizar rendición de cuentas por los graves crímenes y violaciones de derechos humanos cometidos, como este ataque. Las víctimas de este conflicto deben obtener justicia”, ha manifestado Joanne Mariner.
Amnistía Internacional ya ha pedido que todas las partes enfrentadas respeten el derecho internacional humanitario y de los derechos humanos ante la continuación del conflicto en Ucrania.