Este 11 de julio, se conmemora el primer aniversario de las emblemáticas y masivas protestas en Cuba. Un año después, te contamos cinco cosas que debes saber sobre qué ha pasado después y por qué debemos prestar atención.
1. Las protestas del 11J fueron un grito desesperado por el cambio en el país.
El 11 de julio de 2021, miles de personas cubanas salieron espontáneamente a las calles,
en decenas de ciudades, para protestar, en números no vistos desde hace décadas. La gente participó en las protestas exigiendo un cambio en las condiciones de vida en Cuba. En efecto, las protestas respondieron no solamente a la escasez de alimentos, objetos de higiene personal y medicinas, los constantes apagones y falta de electricidad, sino también respondieron a las restrictivas medidas que habia tomado el gobierno para “controlar” los contagios de Covid-19, y a la histórica política de represión del Estado, que ha violentado por décadas la libertad de expresión y reunión pacífica.
2. A pesar de tratarse de manifestaciones pacíficas, las autoridades respondieron con represión y criminalización en distintos grados a casi todas las personas que encontraron protestando.
Durante las protestas, y en las semanas posteriores a ellas, las autoridades detuvieron a cientos de personas de
forma arbitraria sin informar a sus familiares de su paradero, mantuvieron bajo extrema vigilancia a activistas y periodistas independientes, y realizaron cortes de internet a la población.
3. Las autoridades cubanas reprimieron la protesta usando viejas tácticas de control.
Una de las principales tácticas empleadas por las autoridades para reprimir la protesta, y silenciar a las personas que piensan diferente, fue el uso de las detenciones arbitrarias. La situación del artista y defensor de derechos humanos Luis Manuel Otero Alcántara, uno de seis personas
nombradas prisionero de conciencia el año pasado, representa muy bien cómo operan estas tácticas, ya que fue detenido después de anunciar que se uniría a las protestas y, casi un año después, fue
condenado a cinco años de prisión solo por ejercer su derecho de libertad de expresión.
Estas tácticas para silenciar las críticas al gobierno
no son nuevas, sino que responden a décadas de políticas de represión que han puesto en práctica las autoridades cubanas. Además de detenciones arbitrarias, estas tácticas incluyen, la interrupción del servicio de Internet, violaciones del debido proceso, malos tratos, y juicios injustos a puerta cerrada. Las autoridades cubanas también recurren a intimidación
y vigilancia constantes usando agentes de seguridad para estos fines, como documentamos en noviembre de 2021, en el marco de las protestas del
27 de noviembre. Sus intentos de silenciar las voces diversas llegan al punto de intercambiar la libertad por el exilio, como le ocurrió a Esteban Rodríguez y Hamlet Lavastida, quienes también fuesen nombrados presos de consciencia por Amnistia Internacional
4. El gobierno cubano sostiene, erróneamente, que sus acciones son legítimas.
A pesar de utilizar delitos inconsistentes con el derecho internacional (como “desórdenes públicos”, “desacato”, y “instigación a delinquir”) para criminalizar a quienes protestaron, las autoridades cubanas insisten en que la forma en como reprimieron las protestas fue adecuada. El mismo presidente, Miguel Díaz-Canel convocó a los “defensores del régimen” a
combatir de forma violenta en las calles a las personas que se habían unido a las manifestaciones, debido a que, según la versión oficial de los hechos, las protestas
“atentaron contra el orden constitucional y la estabilidad” del Estado socialista. Sin embargo, los hechos hablan por sí solos: al momento, se sabe que
al menos 701 personas permanecen privadas de su libertad, solo por expresar su descontento con la situación en el país.
5. La comunidad internacional sigue denunciado la preocupante falta de libertad de expresión en Cuba.
Sin embargo, y a pesar de los
esfuerzos enérgicos de gobiernos y
organizaciones internacionales, el gobierno cubano se niega a permitir la entrada a organismos internacionales y organizaciones independientes de derechos humanos para que puedan documentar la situación de los derechos humanos en el país, especialmente la situación que enfrentan las personas detenidas arbitrariamente.
Si bien a un año de las protestas, las condiciones dentro de Cuba no han mejorado, han salido a la luz relatos que ilustran la valiente resistencia de cientos de activistas, periodistas, familiares de manifestantes detenidos injustificadamente, y personas de todos los ámbitos que han unido sus voces para continuar luchando por sus derechos. Las madres de las víctimas han creado videos virales exigiendo a las autoridades que actúen para solucionar la profunda crisis económica a la que se enfrenta el país. Familiares se han mantenido en firmeza, ante detenciones arbitrarias, amenazas y multas. Periodistas y activistas han salido de sus casas para continuar cumpliendo su rol de defensa y protección de derechos.
Este aniversario del 11J nos recuerda que la libertad de expresión y el ejercicio de derechos humanos podrían ser una realidad en Cuba. Reiteramos la invitación al presidente de Díaz Canel y su gabinete, de cambiar la represión por el diálogo, y promover espacios plurales y participativos donde las personas cubanas puedan tomar decisiones sobre el futuro de su país en colectivo, logrando que la protección de los derechos humanos prime.
Mientras ese futuro llegue, en Amnistía Internacional no dejaremos de defender a quienes levantan la voz para construirlo