En respuesta a las protestas generalizadas sin precedentes en los últimos años, la directora regional adjunta de Amnistía Internacional, Hana Young, ha manifestado:
“La tragedia del incendio de Urumqi ha desencadenado una oleada de notable valentía en toda China. Manifestantes pacíficos portan papeles en blanco, cantan eslóganes y se implican en muchas formas de disidencia creativa. En China es prácticamente imposible que la población proteste pacíficamente sin sufrir hostigamientos y procesos judiciales. Las autoridades han mostrado tolerancia cero con la oposición, especialmente en los últimos diez años de presidencia de Xi Jinping, pero esto no ha detenido las protestas.”
“En vez de castigar a la ciudadanía, el gobierno debe escuchar sus peticiones. Las autoridades deben dejar que la gente exprese con libertad lo que piensa y proteste pacíficamente sin temor a represalias.”
“Desgraciadamente, China funciona con un guion muy previsible. La censura y la vigilancia continuarán, y lo más probable es que en las próximas horas y días veamos a la policía hacer uso de la fuerza y detener en masa a manifestantes. También es de esperar que se dicten largas penas de prisión contra manifestantes pacíficos.”
“La gente ha sido increíblemente paciente con las medidas de confinamiento, pero las autoridades no deben abusar de las políticas de emergencia. Estas protestas sin precedentes demuestran que la ciudadanía está llegando al límite de su tolerancia ante las restricciones excesivas por la Covid-19.”
“El gobierno chino debe revisar de inmediato sus políticas sobre la Covid-19 para asegurarse de que son proporcionadas y tienen un límite de tiempo previsto. Todas las medidas de cuarentena que amenazan la seguridad personal y restringen innecesariamente la libertad de circulación deben ser suspendidas.”
“Además, el gobierno también debe investigar minuciosamente, sin demora y con eficacia las circunstancias del fuego de Urumqi para evitar que un hecho así vuelva a ocurrir, proporcionar justicia a las víctimas y sus familias y demostrar a la gente que tiene una actitud receptiva ante sus quejas.”
Información complementaria
El jueves 24 de noviembre se declaró un incendio en un edificio de apartamentos de Urumqi en el que murieron al menos 10 personas, según fuentes oficiales. Muchas voces achacaron las muertes a las restricciones por la Covid-19, algo que las autoridades locales han negado. Esto no impidió que estallaran protestas en Urumqi, la capital de la región de Xinjiang, al oeste del país. A la mañana siguiente, el gobierno declaró que el brote de Covid está bajo control y que se relajarán las medidas de confinamiento tras más de cien días de severas restricciones en la circulación de sus habitantes.
Desde el 25 de noviembre circularon por las redes sociales vídeos que mostraban protestas en universidades y ciudades de toda China, incluidas Pekín, Guangdong, Shanghái y Wuhan. Manifestantes pacíficos conmemoraron a las víctimas del incendio de Urumqi y pidieron que se relajaran las medidas de confinamiento. Muchos exigieron también el fin de la censura, y algunos la dimisión del presidente Xi.
Amnistía Internacional no puede realizar una verificación independiente de todos los vídeos enviados desde múltiples ciudades que circulan en Internet.
Al menos una mujer ha sido detenida en Urumqi por “difundir rumores”, según fuentes oficiales. Decenas de personas fueron detenidas en la calle Urumqi de Shanghái la noche del 26 de noviembre, según fuentes online. Las protestas continúan.