“Me estalló el ojo”: decenas de personas muertas y miles mutiladas por el uso indebido de balas de goma por parte de las fuerzas de seguridad – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

“Me estalló el ojo”: decenas de personas muertas y miles mutiladas por el uso indebido de balas de goma por parte de las fuerzas de seguridad



  • El uso indebido de balas de goma y otras armas menos letales por la policía contra personas que protestan pacíficamente es cada vez más habitual y genera más lesiones y muertes.

  • La creciente disponibilidad de balas de goma y otras armas menos letales ha dado lugar a un aumento del uso de la fuerza contra personas que protestan que ha causado un enorme aumento de las lesiones permanentes

  • Es necesario adoptar con urgencia un Tratado sobre el Comercio sin Tortura para regular el comercio de material policial y contribuir a proteger el derecho a la protesta pacífica.


 

My eye Exploded

Fuerzas de seguridad de todo el mundo hacen uso indebido, de forma habitual, de balas de goma y de plástico y otras armas de aplicación de la ley para reprimir protestas pacíficas y causan terribles lesiones y muertes. Así lo afirmó Amnistía Internacional en un nuevo informe a través del cual pide controles estrictos de su uso y un tratado global para regular su comercio.

El informe, titulado Me estalló el ojo y publicado conjuntamente con la Fundación de Investigación Omega, se basa en investigación realizada en más de 30 países durante más de cinco años, y documenta cómo miles de manifestantes y transeúntes han sufrido mutilaciones y decenas han muerto debido al uso, a menudo imprudente y desproporcionado, de armas menos letales con fines de cumplimiento de la ley, incluidos proyectiles de impacto cinético como balas de goma, así como a disparos de balines recubiertos de goma y granadas de gas lacrimógeno apuntados y disparados directamente a manifestantes.

“La presencia de tortura con este tipo de armas en las protestas es un patrón común que recorre todo el mundo, incluido nuestro país. Por eso, es necesario introducir con urgencia un tratado que regule el comercio de material policial. De este modo, un acuerdo global contribuirá a proteger el derecho a la protesta pacífica.  Además, desde la organización exigimos a los Estados la implementación de políticas efectivas sobre el uso de la fuerza”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

 

Amnistía Internacional y la Fundación de Investigación Omega son 2 de las 30 organizaciones que piden un Tratado sobre el Comercio sin Tortura respaldado por la ONU que prohíba la fabricación y el comercio de proyectiles de impacto cinético intrínsecamente abusivos y otras armas para el cumplimiento de la ley, y que introduzca controles sobre el comercio basados en los derechos humanos del suministro de otros materiales para hacer cumplir la ley, incluidas las balas de goma y de plástico.

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Lesiones devastadoras en todo el mundo

Estas armas han causado discapacidad permanente en cientos de casos y muchas muertes. Se observa un alarmante aumento de lesiones en los ojos, incluidas rupturas de globos oculares, desprendimientos de retina y pérdida total de la visión, así como fracturas óseas y craneales, lesiones cerebrales, ruptura de órganos internos y hemorragias, perforación de corazón y pulmones causada por fracturas de costillas, daños en genitales y trauma psicológico.

Según una evaluación del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile, las acciones policiales durante las protestas que comenzaron en octubre de 2019 dieron lugar a más de 440 lesiones oculares, con más de 30 casos de pérdida de ojo o ruptura ocular.

Gustavo Gatica, de 22 años, estudiante de psicología, quedó ciego de ambos ojos tras ser alcanzado en el rostro por balines de metal recubiertos de goma disparados por la policía durante protestas contra la desigualdad en la capital de Chile, Santiago, el 8 de noviembre de 2019. Hasta el momento, nadie ha rendido cuentas por ello.

Entre 1990 y junio de 2017, al menos 53 personas murieron por proyectiles disparados por las fuerzas de seguridad, según un estudio contrastado por iguales y basado en publicaciones médicas. El estudio también concluyó que 300 de las 1.984 personas heridas sufrieron discapacidad permanente. Es probable que el verdadero número sea muy superior.

Desde entonces, la disponibilidad, variedad y uso de proyectiles de impacto cinético se ha intensificado en el mundo y ha fomentado la militarización del control policial de las protestas.

El informe revela que las directrices nacionales sobre el uso de proyectiles de impacto cinético casi nunca se ajustan a las normas internacionales sobre el uso de la fuerza, que establecen que su utilización debe limitarse a situaciones de último recurso cuando individuos violentos representen una amenaza inminente de causar daños a otras personas. Las fuerzas policiales infringen de forma habitual la normativa con impunidad.

En Colombia, las fuerzas de seguridad han utilizado VENOM, un lanzador de granadas de 30 tubos —desarrollado originalmente para el Cuerpo de Marines de Estados Unidos— para lanzar descargas de gas lacrimógeno contra manifestantes.

En abril de 2021, Leidy Cadena Torres, que entonces tenía 22 años, caminaba en dirección a una protesta por las reformas fiscales en la capital de Colombia, Bogotá, cuando fue alcanzada en el rostro por una bala de goma disparada a corta distancia por un policía antidisturbios. Perdió un ojo.

La experiencia de perder la visión que vivió Leidy Cadena Torres se ha repetido con alarmante frecuencia en circunstancias semejantes en Estados de América Central y América del Sur, Europa, Oriente Medido, África y Estados Unidos durante protestas recientes y actuales.

En Estados Unidos, el uso de balas de goma para reprimir protestas pacíficas es cada vez más habitual.

Un manifestante alcanzado en la cara en Minneapolis, Minnesota, el 31 de mayo de 2020, dijo a Amnistía Internacional: “Me estalló el ojo por el impacto de la bala de goma y la nariz se movió desde donde debía estar a debajo del otro ojo. La primera noche que estuve en el hospital reunieron los pedazos del ojo y los cosieron para recomponerlo. Después volvieron a ponerme la nariz donde debía estar y la reconstruyeron. Me pusieron una prótesis ocular, así que ahora sólo veo con el ojo derecho”.

En España, el uso de proyectiles de impacto cinético de goma grandes e intrínsecamente imprecisos, del tamaño de pelotas de tenis, ha causado al menos una muerte por traumatismo craneal y lesiones graves a 24 personas, incluidos 11 casos de lesiones oculares graves, según el grupo de campañas Stop Balas de Goma. En Francia, el examen médico de 21 pacientes con lesiones faciales y oculares causadas por balas de goma indicó lesiones graves como fragmentación ósea, fracturas y rupturas con consecuencia de ceguera.

Amnistía Internacional también ha documentado casos de granadas de gas lacrimógeno apuntadas y disparadas directamente contra personas o multitudes en Chile, Colombia, Ecuador, Francia, Gaza, Guinea, Hong Kong, Irak, Irán, Perú, Sudán, Túnez y Venezuela.

La organización de derechos humanos está difundiendo una acción de firmas con el objetivo de pedir a los gobiernos la regulación del comercio de material de control policial. Es urgente eliminar la tortura de las protestas.

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