Los líderes y las lideresas de África que se dan cita en Nairobi con motivo de la Semana Africana del Clima y la Cumbre inaugural deben acometer una acción climática ambiciosa y duradera para salvaguardar los derechos humanos de las personas y comunidades que ya sufren los desastrosos efectos del cambio climático, ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional ha expresado que en las reuniones que tendrán lugar del 4 al 8 de septiembre se debe presionar con el fin de obtener financiación adecuada para la adaptación al cambio climático, recursos efectivos para pérdidas y daños, una transición energética justa que abandone los combustibles fósiles y soluciones para abordar la migración inducida por el clima.
Financiación para la adaptación al clima
El clima extremo y las crisis de inicio lento, como la sequía —cuya probabilidad y gravedad aumenta debido el cambio climático— perjudican a millones de personas en todo el continente. El Programa Mundial de Alimentos estima que, debido a la sequía prolongada, 22 millones de personas en el Cuerno de África sufren actualmente inseguridad alimentaria, entre las que se cuentan más de 5 millones de niños y niñas en situación de desnutrición. La sequía y la hambruna han afectado de forma desproporcionada a mujeres, niños y niñas y han intensificado los conflictos entre las comunidades de pastoreo.
“El impacto de la crisis climática es a todas luces visible en África. Las poblaciones se ven desplazadas y se enfrentan a cosechas impredecibles y a inseguridad alimentaria. Los recursos hídricos están sometidos a un estrés cada vez mayor. Es radicalmente injusto que las personas que menos contribuyen a la crisis climática —y que, a menudo, peor equipadas están para protegerse de ella— deban seguir soportando su carga más pesada”, ha declarado Tigere Chagutah, director regional de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral.
Los líderes y lideresas de África presentes en la Cumbre deben presionar a los Estados ricos para que presenten un plan claro que aumente sustancialmente su contribución a la financiación climática y para que cumplan colectivamente la meta ya acordada de recaudar al menos 100.000 millones de dólares estadounidenses anuales —además de compensar déficits previos—, en forma de subvenciones y no de préstamos. Los países ricos también deben proceder a condonar la deuda para proporcionar a los países africanos altamente endeudados el margen fiscal necesario para que puedan presupuestar la adaptación al cambio climático. La comunidad internacional debe además acelerar los esfuerzos para reducir drásticamente las emisiones globales, a fin de evitar impactos aún más catastróficos debido a la emergencia climática.
Recursos eficaces para pérdidas y daños
El año pasado, en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27) se aprobó un Fondo para Pérdidas y Daños destinado a brindar ayuda financiera a los países más pobres que sufren las consecuencias del cambio climático, si bien el Fondo aún no está totalmente operativo.
Amnistía Internacional pide a los líderes y las lideresas de África, así como a quienes negocian en materia climática, que presionen a fin de que el Fondo para Pérdidas y Daños entre en funcionamiento efectivo y se establezcan directrices de aplicación claras, con plazos determinados y conformes a los derechos humanos.
Una transición energética justa para las personas trabajadoras y las comunidades
Una transición energética justa tiene potencial para crear millones de puestos de trabajo, reducir la contaminación que provoca muertes prematuras y otras repercusiones graves sobre la salud, y suministrar energía limpia a millones de personas que viven sin electricidad en el continente. Sin embargo, los líderes y las lideresas de África deben asegurarse de que la transición a las energías renovables y a una economía sin emisiones de carbono se lleve a cabo dentro del respeto a los derechos humanos de las personas trabajadoras afectadas y de las comunidades en primera línea, así como de que se incluyan una protección social completa y adecuada e inversiones en aptitudes y formación para la reinserción laboral.
Las leyes y los programas sobre transición energética deben garantizar la participación pública y la protección de los derechos de las comunidades en primera línea durante la extracción de minerales destinados a la energía verde. Por ejemplo, en República Democrática del Congo (RDC), se ha desalojado a las comunidades para permitir la extracción de cobalto y cobre, mientras que las empresas mineras perpetúan la contaminación medioambiental, actualmente vinculada a defectos congénitos en bebés.
“Aunque RDC se presenta como un ‘país de soluciones’ para la crisis climática y un actor clave en la transición energética para abandonar los combustibles fósiles, nuestra investigación reciente demuestra que la expansión de la extracción industrial de cobre y cobalto —componentes clave para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos y otros dispositivos electrónicos— ha desembocado en graves abusos contra los derechos humanos. Es imprescindible que el gobierno de RDC ponga fin a estas graves violaciones de los derechos humanos y lidere el camino hacia una transición energética global totalmente conforme con las normas regionales e internacionales de derechos humanos, que no sacrifique los derechos e intereses de la población de RDC”, ha declarado Tigere Chagutah.
Migración inducida por el clima
El Banco Mundial predice que la crisis climática provocará 85,7 millones de migraciones climáticas en el África subsahariana de aquí a 2050. Las delegaciones africanas en Nairobi deben presentar marcos jurídicos de protección urgentes y adecuados para las personas internamente desplazadas y las personas migrantes climáticas transfronterizas, ha afirmado Amnistía.
“Los líderes y las lideresas de África presentes en la Cumbre deben reconocer el papel que desempeña el cambio climático en la migración y adoptar políticas acordes con el Pacto Mundial sobre Migración y las obligaciones de sus gobiernos en materia de derechos humanos. También deben abordar el papel del cambio climático en la exacerbación de los conflictos en toda África y sugerir estrategias de respuesta colaborativas en consonancia con la Agenda 2063 de la Unión Africana (UA) y el derecho internacional de los derechos humanos. La UA y los bloques regionales deben colaborar en esta agenda”, ha afirmado Tigere Chagutah.
Amnistía Internacional pide además a los gobiernos africanos que apliquen plenamente las resoluciones adoptadas en anteriores conferencias de la ONU sobre el clima y que aumenten los presupuestos destinados a la adaptación climática para hacer frente a las amenazas para la salud, el agua y la alimentación.
Información complementaria
La Semana Africana del Clima y la Cumbre Africana del Clima se celebran en un contexto de intensificación y mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos en todo el continente, tales como sequías, inundaciones, tormentas tropicales y ciclones, intrínsecamente relacionados con el cambio climático. Estos fenómenos siguen afectando negativamente a los derechos humanos de millones de personas en el continente.
Por ejemplo, en Angola, la sequía ha obligado a las comunidades de pastoreo a abandonar sus hogares en busca de alimentos y agua, mientras que la sucesión de tormentas tropicales y ciclones ha ocasionado muertes y pérdida de viviendas en Madagascar, Mozambique, Malawi y Zimbabue.