Tu voz cuenta. Tenés derecho a decir lo que pensas, expresar tus deseos y opiniones y reivindicar un mundo mejor.
Tienes derecho a estar de acuerdo o no con quienes ejercen el poder y a protestar pacíficamente.
Sin embargo, en zonas de Europa, algunos gobiernos que temen ser cuestionados restringen esa libertad.
En Polonia, se ha sometido a vigilancia a muchas personas. Cientos de ellas han sido multadas y procesadas sólo por reunirse y protestar contra la limitación de sus derechos.
Las autoridades húngaras están tratando de acallar las voces críticas. Se han aprobado nuevas leyes para criminalizar a quienes ayudan a las personas refugiadas y migrantes, y para dificultar en extremo la labor de las ONG.
Pero esta práctica de atacar a las ONG y a quienes se solidarizan con la población refugiada y migrante no es exclusiva de Hungría. Varios países europeos están tomando medidas para desprestigiar, e incluso criminalizar, esa solidaridad. En Italia, las ONG que ayudan a rescatar a quienes cruzan el Mediterráneo central han sido víctimas de campañas difamatorias e investigaciones. Y en Francia, hemos presenciado varios casos como el de Loan Torondel, contra quien se han emprendido acciones penales por haber ayudado a personas refugiadas.
Asimismo, en toda Europa, apelando a la seguridad, se han ampliado los límites de actuación en la lucha contra el terrorismo, recurriendo a una serie de maniobras que restringen aún más nuestras libertades y por las que los gobiernos han pasado de garantizar la seguridad de sus poblaciones para que éstas puedan disfrutar de sus derechos a restringir susderechos en nombre de la seguridad.
Sin embargo, algunas personas se niegan a aceptar la situación y luchan para que las sociedades en las que vivimos sean libres y justas para todas y todos.
Zofia Marcinek no piensa tolerar el odio en Polonia. Es una de las 14 mujeres que, en 2017, se enfrentaron en Varsovia a una manifestación de extrema derecha en la que cientos de personas coreaban consignas como "Polonia blanca" o "Europa será blanca o no será".
Este grupo de mujeres fue agredido por manifestantes, pero, posteriormente, fueron ellas las multadas por "obstrucción de una reunión legítima". Pese a esta injusticia, Zofia no está dispuesta a callar.
“Creo que el principio del cambio es darse cuenta de que algo no va bien. El cambio es responsabilidad nuestra.
A lo largo del último siglo se han librado —y ganado— diferentes batallas por los derechos civiles, los derechos humanos y los derechos de las minorías. Es posible influir en el desarrollo de las cosas y en lo que ocurre.
La capacidad de entrar en contacto con otros grupos, otras sociedades y otras personas de todo el mundo genera un fuerte sentido de solidaridad.
Creo que, ahora que se acercan las elecciones europeas, es importante que la gente alce la voz por las cuestiones que le afectan, porque si la ciudadanía no se expresa con total claridad, no podremos esperar cambios reales.
Y es importante controlar a quienes deciden sobre nuestros derechos y nuestro futuro, recordándoles una y otra vez que su deber es ceñirse a las necesidades y demandas de la ciudadanía.”
¿Qué mejor razón para alzar la voz que la de proteger nuestro propio derecho a hacerlo?
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