Amnistía Internacional cerrará sus dos oficinas de Hong Kong al acabar el año, ha anunciado hoy la organización.
La oficina de la sección local cesará su actividad el 31 de octubre, mientras que la oficina regional, que forma parte del Secretariado Internacional global de Amnistía, lo hará al acabar 2021. Las operaciones en la región se trasladarán a otras oficinas de la organización en Asia y Oceanía.
“Esta decisión, que tomamos con todo el dolor de nuestro corazón, está motivada por la Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, que hace imposible que las organizaciones de derechos humanos de la ciudad trabajen libremente y sin temor sufrir graves represalias por parte del gobierno”, ha declarado Anjhula Mya Singh Bais, presidenta de la Junta Directiva Internacional de Amnistía.
“Hong Kong ha sido durante mucho tiempo una base regional ideal para las organizaciones internacionales de la sociedad civil, pero el acoso al que se ven sometidos últimamente los grupos locales sindicales y de derechos humanos es señal de que las autoridades han intensificado su campaña para eliminar de la ciudad cualquier voz disidente. Cada vez nos resulta más difícil operar en un ambiente tan inestable.”
Amnistía Internacional tiene dos oficinas en Hong Kong: una sección de la membresía local, centrada en la educación en derechos humanos en la ciudad y una oficina regional que lleva a cabo labores de investigación, incidencia y campaña sobre la región de Asia Oriental y Suroriental y Oceanía. Todo el trabajo de esta oficina regional continuará realizándose desde otros lugares.
“Tenemos una gran deuda con la membresía y el personal de Amnistía, que en los últimos 40 años han trabajado incansablemente para proteger los derechos humanos en y desde Hong Kong. Desde presionar con éxito para la conseguir la completa abolición de la pena de muerte en Hong Kong en 1993 hasta poner al descubierto pruebas del uso excesivo de la fuerza por la policía durante las protestas multitudinarias de 2019, Amnistía en Hong Kong ha arrojado luz sobre las violaciones de los derechos humanos en los días más sombríos”, ha declarado Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“En cuanto a la región en general, nuestro trabajo de investigación y campaña ha abordado asuntos como la libertad de expresión en Corea del Norte, la objeción de conciencia al servicio militar en Corea del Sur, el derecho a la vivienda en Mongolia, las atrocidades cometidas en tiempos de guerra por Japón contra las ‘mujeres de solaz’ y la campaña de represión contra los abogados y abogadas de derechos humanos en China.
Además, los programas de educación de Amnistía Internacional Hong Kong —desde charlas en las aulas a un festival de cine documental— han aumentado la sensibilidad hacia los derechos humanos no sólo en las escuelas de la ciudad, sino también entre el público general. Nada ni nadie puede destruir ese legado.”
La Ley de Seguridad Nacional, impuesta por el gobierno central de China, entró en vigor el 30 de junio de 2020. La Ley se dirige contra supuestos actos de “secesión”, la “subversión del poder del Estado”, las “actividades terroristas” y la “connivencia con fuerzas extranjeras o exteriores para poner en peligro la seguridad nacional”.
Su definición de “seguridad nacional” —extensa y formulada de manera poco precisa—, que sigue la de China continental, se ha utilizado arbitrariamente como pretexto para restringir los derechos humanos a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación, así como para reprimir la disidencia y la oposición política.
Amnistía documentó el rápido deterioro de los derechos humanos en Hong Kong un año después de la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional, en un
informe de junio de 2021.
“El ambiente de represión e incertidumbre perpetua creada por la Ley de Seguridad Nacional hace imposible saber qué actividades pueden ser motivo de sanciones penales. La Ley se ha utilizado reiteradamente contra personas que resultan incómodas para las autoridades por diversas razones: desde cantar canciones políticas a debatir sobre cuestiones de derechos humanos en las aulas”, ha señalado Anjhula Mya Singh Bais.
“La constante de redadas, detenciones y procesamientos de personas percibidas como opositoras ha puesto de relieve cómo, gracias a su vaguedad, la Ley puede manipularse para fundamentar una acusación contra quien las autoridades quieran.”
La represión del gobierno contra activistas, figuras políticas de oposición y medios de comunicación independientes se ha extendido últimamente a las organizaciones de la sociedad civil. Al menos 35 grupos se han disuelto desde la entrada en vigor de la ley, entre ellos algunos de los mayores sindicatos y grupos de activistas.
“Se avecinan tiempos difíciles para los derechos humanos en Hong Kong, pero Amnistía Internacional seguirá apoyando a la población hongkonesa. Lucharemos para que se respeten sus derechos y extremaremos la vigilancia de quienes cometen abusos contra ella”, ha afirmado Agnes Callamard.
“Aunque dejar una ciudad que ha sido nuestro hogar durante décadas es desolador, lo hacemos sintiendo orgullo por lo que hemos conseguido durante ese tiempo y confiando en que la fuerza de los más de 10 millones de simpatizantes de Amnistía en todo el mundo nos permitirá continuar con nuestro trabajo conjunto para terminar con los abusos contra los derechos humanos en todas partes.”
Información complementaria
Amnistía Internacional es un movimiento global de derechos humanos de 10 millones de personas que opera en más de 70 países. La organización exige responsabilidades a los gobiernos de todo el mundo respecto a las normas internacionales.
La Sección local de Amnistía en Hong Kong se ocupa principalmente de sensibilizar sobre asuntos de derechos humanos en la ciudad y se financia fundamentalmente con donaciones individuales de la ciudadanía hongkonesa.
Por su parte, la oficina regional de Amnistía Internacional en Hong Kong —la organización tiene otra en Bangkok— lleva a cabo labores de investigación, campaña e incidencia en toda la región, incluida China continental, Taiwán, Japón, Corea del Sur, Corea del Norte, Mongolia, Myanmar, Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos, Indonesia, Filipinas, Brunéi, Singapur, Timor Oriental, Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y las islas del Pacífico.
La inmensa mayoría de los ingresos de Amnistía procede de las donaciones de personas de todo el mundo. Estas donaciones personales y no afiliadas permiten que la organización mantenga una independencia plena de todo gobierno, ideología política, interés económico o religión. Amnistía ni solicita ni acepta fondos para investigación en derechos humanos de gobiernos ni partidos políticos.