24 de agosto de 2013.- Amnistía Internacional es una organización de derechos humanos fundada en 1961, con más de 3 millones de miembros, que trabaja para poner fin a los abusos y promover los derechos humanos de todas las personas en el mundo.
La organización nació de la mano de Peter Benenson, un abogado británico que luchó por la liberación de los llamados presos de conciencia (las personas encarceladas por su forma de pensar). En sus más de 50 años, la organización fue creciendo y ampliando su foco de atención a víctimas de otras violaciones de derechos humanos, como la tortura, pena de muerte, desapariciones forzadas, promoviendo los derechos de las mujeres, de los pueblos originarios, de los refugiados y migrantes, la diversidad sexual, así como el acceso a derechos económicos, sociales y culturales de todas las personas.
Las acciones y campañas de la organización influenciaron en el desarrollo de normas internacionales, regionales y nacionales de derechos humanos; prepararon el terreno para el establecimiento de la Corte Penal Internacional. Años de intensas actividades de campaña, se han plasmado en el compromiso de la ONU de redactar un tratado para regular el comercio de armas. Amnistía Internacional ha ocupado también un lugar central en la coalición que convenció a la ONU de que votase a favor de la suspensión mundial de la pena de muerte. Nuestra membresía y la investigación del movimiento han contribuido a aumentar la conciencia global de que la pobreza no es un estado inevitable.
En el marco de su Campaña Internacional
Mi Cuerpo, Mis Derechos, Amnistía trabaja para garantizar el derecho humano de todas las personas a ejercer, sin coacción, discriminación o violencia, sus derechos sexuales y derechos reproductivos, lo que incluye el derecho a una educación integral en salud sexual y salud reproductiva, a información y asesoramiento oportuno y confidencial, así como acceso a servicios necesarios para tener una vida segura y saludable.
A través de la campaña
"Derecho a decidir", Amnistía Internacional Argentina busca promover en el Congreso de la Nación un debate serio, plural, informado y transparente sobre la despenalización del aborto. Amnistía Internacional reclama a los Estados que deroguen las leyes que criminalizan a las mujeres que buscan un aborto o a los médicos y médicas que lo practican condiciones sanitarias y seguras. También, que garanticen que cualquier mujer que sufra complicaciones derivadas de un aborto tendrá acceso a los servicios médicos que precise, con independencia de si el aborto se practicó dentro de la legalidad o ilegalmente.
Amnistía Internacional no promueve ni asesora a las personas si deben continuar o interrumpir un embarazo. La política de Amnistía Internacional sobre el aborto es parte de su política más amplia sobre derechos sexuales y reproductivos, que incluye la libertad de no sufrir violación ni otras formas de violencia de género, como embarazo, esterilización o aborto forzados, mutilación genital femenina y matrimonio forzado; el derecho a decidir libremente el número de hijos, el espaciamiento entre ellos y el momento de tenerlos; el acceso a una amplia gama de servicios de salud, incluidos la anticoncepción y el aborto seguro y legal; la libertad para decidir ser o no ser sexualmente activo y tener una vida sexual satisfactoria, segura y placentera; la libertad para mantener relaciones sexuales consensuales.
La política de la organización en esta materia responde a lo establecido por los mecanismos internacionales de derechos humanos. Amnistía Internacional seguirá trabajando para que las mujeres, jóvenes y adolescentes puedan decidir libremente si desean mantener relaciones sexuales y en qué condiciones, con el fin de evitar embarazos no deseados o la aparición de otros factores que impulsan a las mujeres a recurrir al aborto, pero también continuará apoyándolas cuando estén expuestas a sufrir violaciones graves de sus derechos humanos a consecuencia de un embarazo no deseado.