The end of cattle’s paradise: How diversion of land for ranches eroded food security in the Gambos pide al gobierno angoleño que proporcione de inmediato ayuda alimentaria de emergencia a las comunidades que se enfrentan al hambre, y le pide también que declare una suspensión de la concesión de tierras y que nombre una comisión de investigación para indagar cómo 46 granjas comerciales han terminado acaparando hasta dos tercios de los mejores pastos en Tunda dos Gambos y Vale de Chimbolela desde que en 2002 llegó a su fin la guerra civil.
“La actual sequía de Angola sacó a la luz el devastador impacto que la ganadería comercial tiene en las comunidades de Gambos. Los ganaderos de pastoreo tradicionales perdieron sus mejores pastos y ahora observan impotentes cómo sus hijos, hijas y familias se van a la cama con el estómago vacío”, manifestó Deprose Muchena, director regional de Amnistía Internacional para África Austral.
“El gobierno no protegió los derechos de estas comunidades, en particular su derecho al alimento. Las comunidades tuvieron que arañar un medio de sustento a una tierra estéril e improductiva y, ahora que la sequía aprieta, sencillamente se quedaron sin nada que comer.”
El informe muestra que el hambre predomina entre los pueblos vanyaneke y ovaherero que viven en Gambos. Coloquialmente, a esta región se la conoce como la “región lechera” de Angola, porque la cría de ganado y la producción de leche fueron fundamentales para la economía y la forma de vida de su población.
Comer hojas para sobrevivir
Aunque la región semiárida de Gambos es propensa a las sequías cíclicas, Amnistía Internacional comprobó que los criadores tradicionales de ganado y sus familias están luchando por producir alimento para su propio sustento después de que el gobierno asignara a ganaderos comerciales las tierras comunitarias de pastoreo, que anteriormente mitigaban el impacto de la sequía.
A consecuencia de ello, los pastores se quedaron con una tierra improductiva e insuficiente para cultivar alimentos y dar de pastar a su ganado. La producción de leche, queso, yogur y carne es la fuente principal de su sustento.
Las familias contaron al equipo de investigación de Amnistía Internacional que la situación es ahora mismo tan mala que han recurrido a comer hojas silvestres. Muchas personas relataron que sufren enfermedades y diarrea y han contraído también enfermedades cutáneas como la sarna a causa de la escasez de agua y las malas condiciones higiénicas.
Un ganadero de pastoreo contó a Amnistía Internacional: “Ya no hay suficiente leche. Por eso, los adultos hemos dejado de beberla, para que los niños puedan tener algo. Como ven, no estamos tan sanos y fuertes como antes. Estamos delgados y débiles”.
Otro pastor dijo: “En estos días mucha gente se está poniendo muy enferma por culpa del hambre. A veces vamos a Chiange para vender leña y poder así comprar algo de comida. Aquí hubo gente que murió de hambre.”
Se arrebata a las comunidades la tierra de pastoreo y cultivo
Según el gobierno, en la actualidad hay 46 ranchos de ganadería comercial que ocupan 2.629 km2 de la tierra más fértil, y dejan sólo 1.299 km2 de tierras de pastoreo para los ganaderos tradicionales. Esto quiere decir que el 67 % de la tierra está ocupada por ganaderos comerciales, y a los ganaderos de pastoreo sólo les queda el 33 %.
Amnistía Internacional concluyó que la tierra, utilizada durante siglos por los pastores de las provincias de Cunene, Huila y Namibe, en el sur de Angola, le había sido arrebatada a las comunidades sin el debido proceso.
Pese a ello, el gobierno permitió que los ganaderos comerciales ocupen Tunda dos Gambos y Vale de Chimbolela sin dar a las comunidades locales ningún tipo de indemnización, lo cual viola claramente las leyes del país.
Según la Constitución de Angola, deben llevarse a cabo consultas completas con las comunidades afectadas antes de arrebatarles sus tierras. Sin embargo, el gobierno angoleño permitió que los ganaderos comerciales se quedaran tierras de los ganaderos de pastoreo sin que mediara consulta alguna.
“Al no proteger estos pastos comunitarios frente a los intereses comerciales, el gobierno de Angola ha negado la protección a las mismas personas sobre las que afirma su legitimidad para gobernar”, declaró Deprose Muchena.
Angola ratificó legislación regional e internacional que garantiza y protege el derecho a la alimentación para toda su población. Al ratificar esta legislación, el país se comprometió a garantizar la provisión de “alimento adecuado y agua apta para el consumo”. Esto exige al gobierno que tome todas las medidas razonables para ayudar a la gente a acceder a la nutrición.
Amnistía Internacional pide al gobierno angoleño que otorgue reparación a las comunidades afectadas, y que tome medidas inmediatas para abordar la inseguridad alimentaria en Gambos.
Información complementaria
El informe documenta la desviación en gran escala de tierras para los ganaderos comerciales en el municipio de Gambos, provincia de Huila, en el sur de Angola, y su impacto en el derecho a la alimentación de la comunidad de ganaderos de pastoreo.
Amnistía Internacional realizó dos visitas de investigación a Gambos en febrero de 2018 y marzo de 2019, y entrevistó a decenas de mujeres y hombres que se habían visto directamente afectados por la desviación de tierras para la ganadería comercial. La organización también entrevistó a grupos locales de la sociedad civil.
Además, analizó imágenes de satélite para determinar el incremento progresivo del uso de la tierra para la ganadería comercial y la consiguiente reducción de los pastos para los ganaderos de pastoreo en Tunda dos Gambos entre 1990 y 2018.