En años recientes, muchas de estas mujeres han estado al frente de la campaña en favor del levantamiento de la prohibición de conducir a las mujeres. La prohibición se levantó en junio de 2018, pero las mujeres que lo hicieron posible aún no han tenido la oportunidad de sentarse al volante legalmente; en su lugar están sentadas entre rejas, encerradas en celdas de prisiones.
La oleada de detenciones no terminó ahí. En julio de 2018, las autoridades saudíes detuvieron a Samar Badawi y Nassima al Sada, también destacadas activistas que continúan bajo custodia. Nassima al Sada fue recluida en régimen de aislamiento durante aproximadamente un año en la prisión de Al Mabahith de Dammam.
Durante los tres primeros meses bajo custodia, varias de las activistas fueron torturadas y sometidas a abusos sexuales u otras formas de malos tratos mientras se las mantenía recluidas en régimen de incomunicación y de aislamiento, sin acceso a familiares ni a personal letrado.
Loujain, Iman y Aziza se encontraban entre las 11 mujeres activistas procesadas ante el Tribunal Penal de Riad el 13 de marzo de 2019. La sesión judicial se celebró a puerta cerrada, y se prohibió la asistencia de periodistas y miembros del cuerpo diplomático. Varias activistas se enfrentan a cargos de contactar con medios de comunicación extranjeros, otras activistas y organizaciones internacionales, incluida Amnistía Internacional. Algunas de ellas también han sido acusadas de “promover” los derechos de las mujeres y “pedir el fin del sistema de tutela masculina”.
Tras la vista, Iman, Aziza y otras activistas, entre ellas Ruqayyah al Muharib, Amal al Harbi, Hatoon al Fassi, Abir al Namankani y Maysaa al Manea, fueron puestas en libertad de forma temporal y provisional. No obstante, continúan haciendo frente a enjuiciamientos y se arriesgan a ser condenadas a prisión. No basta con dejarlas en libertad. Las autoridades saudíes deben retirar todos los cargos que pesan contra ellas. En julio se enjuició también a Nassima al Sada y Samar Badawi por cargos similares relacionados con su activismo.
El 30 de enero de 2020, las autoridades reanudaron las sesiones judiciales de las activistas saudíes, que habían estado inactivas desde mayo de 2019. No se permitió el acceso a la sala en calidad de observadores a varios miembros del cuerpo diplomático de Bélgica, Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Australia y la Unión Europea.
Loujain, Samar, Nassima y otras dos activista de los derechos de las mujeres continúan en prisión, lejos de sus seres queridos. Deben ser puestas en libertad de inmediato y sin condiciones para que continúen su trabajo pacífico de derechos humanos en favor de un futuro mejor para su país y su gente.
El rey Salman y el príncipe heredero Mohammed Bin Salman han venido impulsando reformas sociales y económicas en Arabia Saudí. Pero estas reformas no pueden encubrir los abusos contra los derechos humanos y la brutal represión contra activistas de los derechos humanos. No se pueden conseguir cambios reales sin quienes lucharon incansablemente por ellos. Las mujeres activistas son visionarias e impulsoras del cambio. Tienen mucho que dar a su país. Di al rey Salman que las ponga en libertad de inmediato.