“El brutal asesinato del director de una publicación y un amigo suyo perpetrado hoy, días después de que un profesor de universidad muriera a machetazos, pone de relieve la inaceptable falta de protección de varios activistas pacíficos en el país”, señaló Amnistía Internacional.
Sólo en lo que va de mes han tenido lugar cuatro asesinatos deplorables. Es impactante que nadie haya rendido cuentas por estos terribles ataques y que las personas de la sociedad civil amenazadas prácticamente no hayan recibido protección. Las autoridades de Bangladesh tienen la responsabilidad legal de proteger y respetar el derecho a la vida. Deben urgentemente concentrar sus energías en proteger a quienes con valentía y sin violencia expresan su opinión, y llevar a los asesinos ante la justicia. Las autoridades deben condenar firmemente estos terribles ataques, algo que hasta la fecha no han hecho.
“El brutal homicidio del director de una publicación y un amigo suyo perpetrado hoy, días después de que un profesor de universidad muriera a machetazos, pone de relieve la inaceptable falta de protección de varios activistas pacíficos en el país.” informó Amnistía Internacional
El Código Penal de Bangladesh penaliza las relaciones homosexuales.
Amnistía Internacional se ha entrevistado con activistas LGBTI en el exilio que han afirmado que cuando han intentado denunciar ante la policía que estaban recibiendo amenazas, se les dijo que podrían ser acusados de “delitos antinaturales”.
Al tiempo que las autoridades de Bangladesh no han llevado ante la justicia a estos grupos violentos, los agresores han ampliado los objetivos de sus ataques y ahora incluyen a un profesor de universidad y a activistas LGBTI.
La policía bangladeshí debe garantizar la protección de la comunidad LGBTI en el país, no debe hostigar a las personas que la integran ni amenazarlas con detenerlas, como han venido haciendo.
Información general
Desde el inicio de este mes se han cometido cuatro asesinatos brutales de activistas bangladeshíes y colaboradores suyos.
El 7 de abril, cuatro hombres enmascarados atacaron con un machete a Nazimuddin Samad, de 28 años de edad, y lo mataron a tiros.
Samad era un activista estudiantil que había organizado campañas en favor del laicismo en las redes sociales.
Su nombre apareció en una “lista negra” de 84 blogueros publicada en 2013 por un grupo de islamistas radicales.
El 23 de abril, el muy admirado profesor de universidad Rezaul Karim Siddique, de 58 años, fue agredido cuando se dirigía a la estación de autobuses de la ciudad de Rajshahi por un hombre que llevaba machetes.
Yihadistas del autodenominado Estado Islámico reivindicaron el ataque.
El 25 de abril, Xulhaz Mannan, de 35 años de edad, director de Roopbaan, la primera revista LGBTI de Bangladesh, y su amigo Tanay Mojumdar, murieron a machetazos a manos de un grupo de agresores que se disfrazaron de mensajeros para poder acceder al apartamento de Mannan.
Cinco blogueros laicos de Bangladesh murieron a machetazos en 2015.
El primer ataque de estas características tuvo lugar en 2013.
Nadie ha rendido cuentas por la ola de asesinatos que se inició en febrero de 2015.
Las autoridades de Bangladesh siguen criminalizando a la comunidad LGBTI del país y, lejos de ofrecer protección, han instado a las personas que la integran a ser “menos provocativas”.
Muchos activistas LGBTI bangladeshíes se han visto forzados a exiliarse debido a las amenazas.