En el informe “15 minutes to leave” - Denial of the right to adequate housing in post-quake Haiti, Amnistía Internacional documenta preocupantes casos de personas que están siendo desalojadas a la fuerza de campos improvisados, de carácter temporal. Asimismo analiza en este informe la evidencia de que la ayuda para el desarrollo recibida en Haití tras la catástrofe no se ha transformado en soluciones de alojamiento seguro a largo plazo.
“Muchas personas que lo perdieron todo en el terremoto de 2010 han vuelto a verse en graves dificultades al ser expulsadas de sus refugios y campamentos improvisados. Otras están expuestas a la larga a quedarse sin hogar y en la miseria, ya que los programas de apoyo económico de donantes internacionales están empezando a agotarse”, dijo Amnistía Internacional.
“Hace cinco años, el mundo entero estaba pendiente de Haití tras el devastador terremoto que destrozó tantas vidas y dejó sin hogar a más de dos millones de personas. Por desgracia, el interés del mundo ha disminuido desde entonces, a pesar de que decenas de miles de personas continúan sumidas en la pobreza y sin hogar.”
Según los datos más recientes, 123 campos para desplazados internos siguen abiertos en Haití, que albergan a 85.432 personas. Aunque el número de residentes en los campos se ha reducido considerablemente desde 2010, más de 22.000 familias siguen sin tener una vivienda adecuada.
Las condiciones de vida en muchos campos para desplazados internos son extremas. Un tercio de los residentes en campos no tienen acceso a una letrina. Comparten una instalación de aseo 82 personas por término medio.
Desalojos forzosos
Los desalojos forzosos de los campos son un problema grave y constante. Más de 60.000 personas han sido desalojadas a la fuerza de sus refugios levantados en campos improvisados desde 2010. A la inmensa mayoría de esas personas no les ofrecieron un lugar alternativo donde poder reasentarse, enviándolas de nuevo a la pobreza y la inseguridad.
Sólo desde abril de 2013, Amnistía Internacional lleva documentados seis casos de desalojo forzoso de campos para desplazados internos y asentamientos informales. Más de un millar de familias se han visto afectadas.
En algunos casos, la policía ha efectuado disparos al aire con munición real y ha usado granadas de gas lacrimógeno al llevar a cabo el desalojo forzoso. En otras ocasiones, grupos armados con machetes y palos han irrumpido en los campos para disolverlos, agrediendo a personas y al parecer incendiando el lugar. Amnistía Internacional ha documentado también casos de agresiones a niños de corta edad, embarazadas y ancianos durante los desalojos forzosos.
Urgen soluciones de alojamiento a largo plazo
Tras la catástrofe, el dinero y la ayuda humanitaria fluyeron en abundancia hacia Haití. Una parte se destinó a establecer programas de subsidios para el alquiler, que ayudan a los desplazados internos a alquilar vivienda durante un año. Pero estos programas no pueden considerarse una solución a largo plazo y estable, aunque hayan reducido de manera considerable el número de campos para desplazados internos.
Según el informe de Amnistía Internacional, menos del 20 por ciento de las soluciones de alojamiento propuestas pueden ser calificadas de sostenibles o duraderas. La mayoría de los programas sólo ofrecen medidas temporales, como la construcción de refugios provisionales, pequeñas estructuras fabricadas con materiales ligeros, concebidas para durar solamente de tres a cinco años.
Para acceder al informe completo pueden hacer click en el siguiente link