Un iraní condenado por delitos cometidos cuando era menor de edad de quien se desconocía su suerte y paradero desde que iba a ser ejecutado en febrero pudo llamar a sus familiares el pasado fin de semana, poniendo fin a cinco meses de insoportable sufrimiento para sus seres queridos, que no sabían lo que le había ocurrido; así lo ha afirmado Amnistía Internacional.
Saman Naseem, de 21 años, fue condenado a muerte en abril de 2013 tras un juicio gravemente defectuoso que estuvo basado en gran medida en las pruebas autoinculpatorias obtenidas mediante tortura. La víspera de la fecha prevista de su ejecución fue trasladado a un lugar desconocido que, según se ha confirmado ahora, era la prisión de Zanjan, al noroeste de Teherán. Hasta ahora, ni su familia ni sus abogados habían recibido información concreta de ninguna clase sobre su paradero.
El Tribunal Supremo, además, ha admitido la solicitud de revisión judicial de Saman Naseem, lo que significa que su fallo condenatorio y condena han sido anulados y que tiene derecho a que se celebre otro juicio completo.
“La celebrada revelación de que Saman Naseem no fue ejecutado y será juzgado de nuevo es una magnífica noticia para sus familiares, pero suscita inquietantes dudas sobre lo que las autoridades le han estado haciendo mientras lo tenían recluido en secreto" confirma nuestra organización.
“Su historia ilustra con claridad el mal funcionamiento del sistema de justicia penal. Durante los interrogatorios previos al juicio, Saman Naseem permaneció recluido en una celda diminuta sin acceso a un abogado y siendo repetidamente torturado para que "confesara". Tenía menos de 18 años en el momento de cometerse el delito y nunca debería haber sido condenado a muerte.
“Las autoridades iraníes ahora deben garantizar que se vuelve a juzgar con las debidas garantías a Saman Naseem, sin basarse en pruebas empañadas por tortura y sin recurrir a la pena de muerte. Asimismo deben permitirle acceso inmediato y completo a su abogado, a familiares y a toda la asistencia médica que pueda necesitar."
Miembros de Amnistía Internacional en todo el mundo han venido haciendo campaña en favor de Saman Naseem para que le concedieran la celebración de un juicio completo desde septiembre de 2014.
Saman Naseem fue condenado a muerte tras un juicio manifiestamente injusto en abril de 2013 ante un tribunal penal en Mahabad, provincia de Azerbaiyán Occidental. Fue acusado de "enemistad con Dios" y "corrupción en la tierra" por su presunta pertenencia al Partido por una Vida Libre en Kurdistán, grupo kurdo armado de oposición. Se argumentó que había tomado parte en las actividades armadas contra la Guardia Revolucionaria cuando tenía 17 años.
A pesar de ser Estado Parte en la Convención sobre los Derechos del Niño y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Irán sigue imponiendo y ejecutando condenas de muerte impuestas a personas por delitos cometidos cuando eran menores de 18 años. Ejecutar a personas por delitos cometidos cuando eran menores de edad está terminantemente prohibido por el derecho internacional.