Ante la pandemia del COVID-19,
el Estado colombiano debe tomar urgentemente las medidas adecuadas para garantizar los derechos de los pueblos indígenas, entre ellos sus derechos a la salud, al agua y a la alimentación, dijo Amnistía Internacional hoy. Estas medidas deben coordinarse con cada pueblo indígenas, en respeto a su derecho a la autonomía.
En el marco de la emergencia sanitaria declarada por causa del COVID-19 y del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio nacional, el presidente Iván Duque informó que las autoridades entregarían comida y dinero a las personas más vulnerables. El Ministerio de Interior está encargado de entregar alimentos a las comunidades indígenas, negras, raizales, palenqueras, afrocolombianas, rom, Juntas de Acción Comunal, líderes sociales y personas defensoras de derechos humanos.
Sin embargo, después de tres semanas que la cuarentena fuera impuesta, las comunidades indígenas de los departamentos de Casanare, Vichada y Meta notificaron a Amnistía Internacional que no han recibido apoyo de las autoridades gubernamentales, a pesar de haber cumplido estrictamente con las medidas de aislamiento.
“Los pueblos indígenas en Colombia están en alerta máxima. El gobierno está implementando medidas preventivas para el COVID-19 en el país, sin garantizar adecuadamente sus derechos fundamentales. Si históricamente no han tenido acceso a la salud, al agua o a la alimentación, en el contexto de esta pandemia esta situación es muchísimo más grave porque no cuentan con condiciones sanitarias y sociales para enfrentar adecuadamente el COVID-19”, dijo Fernanda Doz Costa, directora adjunta para las Américas de Amnistía Internacional.
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Las autoridades colombianas deben adoptar medidas de protección social adicionales para aquellas poblaciones que se encuentran en situación especialmente vulnerable y están más propensas a contraer COVID-19. Si las autoridades no toman acción urgente, los pueblos indígenas se encontrarán en una encrucijada con dos caminos impensables: o morirse de hambre o morirse por la pandemia.”
Hasta la fecha, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) ha reportado cuatro casos confirmados de COVID-19 en el Pueblo Binacional Yukpa y el Pueblo Pasto y un posible caso en el Pueblo Eperara Siapidara. El acceso a centros de salud desde la mayoría de los territorios de estos pueblos indígenas es muy costoso por lo lejano e inaccesible.
La Corporación Claretiana Norman Pérez Bello informó a Amnistía Internacional sobre las dificultades que plantea la cuarentena obligatoria para el modo de vida y la subsistencia de más de 3.000 personas indígenas en los departamentos de Casanare, Vichada y Meta. En estas comunidades seminómadas las medidas de aislamiento agravan su situación de vulnerabilidad porque no pueden acceder a sus medios de subsistencia al no poder desplazarse dentro de sus territorios. Asimismo, son pueblos indígenas considerados al borde de la extinción física y cultural.
El nivel de riesgo es también preocupante para los pueblos indígenas que habitan en asentamientos en la periferia de cabeceras municipales, ya que no tienen posibilidad de cultivar sus alimentos, y sobreviven de trabajos informales que actualmente no pueden desempeñar. Muchas de estas comunidades no tienen acceso a agua potable ni a productos de higiene, imposibilitando la asepsia personal para prevenir el COVID-19.
Para más información o para concertar una entrevista, póngase en contacto con Duncan Tucker: duncan.tucker@amnesty.org
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