Sobrevivientes de abusos sexuales online en Corea del Sur han declarado a Amnistía Internacional que su sufrimiento se ve agravado por el lento y complicado sistema de Google para tramitar las solicitudes de retirada de contenido.
Mujeres y niñas sobrevivientes de delitos sexuales digitales afirmaron que el proceso para denunciar contenido explícito no consensuado en Google era tan difícil de usar que los vídeos de abusos sexuales terminan proliferando en Internet.
“Mientras una ola de delitos sexuales digitales en Corea del Sur causa daños graves a las mujeres y niñas que han sido víctimas de ellos, el sistema inadecuado de Google para denunciar contenido explícito no consensuado empeora aún más la situación”, afirmó Jihyun Yoon, directora de Amnistía Internacional Corea.
“Google debe tomar más medidas para impedir la difusión de violencia de género en Internet, no sólo en Corea, sino en todas partes. Sobrevivientes de todo el mundo se ven obligadas a usar este mismo defectuoso sistema de denuncias cuando intentan que se retire contenido dañino, por lo que es muy probable que este problema se extienda mucho más allá de Corea.”
Amnistía Internacional ha presentado hoy una petición global en la que solicita a Google que aborde las deficiencias de su sistema de denuncias.
Aumento de delitos sexuales digitales a pesar del caso “Sala Enésima”
En marzo de 2020, un grupo de periodistas de Corea del Sur denunció la existencia de ocho salas de chat secretas en la aplicación de mensajería Telegram donde se vendían mediante criptomonedas miles de vídeos de mujeres y niñas que incluían contenido sexual no consensuado sin consentimiento de éstas. La policía coreana dijo que más de 60.000 personas participaban en los delitos al entrar en estas salas, conocidas colectivamente como el caso de la “Sala Enésima”.
En octubre de 2021, uno de los operadores de chat de este caso fue condenado a 42 años de cárcel. Sin embargo, continúan cometiéndose delitos sexuales digitales y lo que los distingue de otros casos de violencia sexual es el daño adicional que causa la facilitad con que se difunden y distribuyen una y otra vez.
Algunas causas penales recientes muestran que los perpetradores suelen amenazar a las sobrevivientes con contenido de vídeo existente para obligarlas a producir más contenido sexualmente abusivo. Esto demuestra que, a menos que se elimine el contenido no consensuado y la información personal de las sobrevivientes, las mujeres y niñas sufren más daño o delitos aunque se castigue a los perpetradores originales.
“Eliminar el contenido explícito no consensuado que circula en Internet es esencial para que las sobrevivientes recuperen su vida cotidiana. Estas mujeres no tienen más remedio que depositar su fe en las solicitudes de retirada a las empresas tecnológicas a pesar del doloroso proceso de tener que buscar y reunir el contenido explícito no consensuado en el que aparecen”, dijo Jihyun Yoon.
“Cuando estas solicitudes no se tramitan con rapidez y el contenido abusivo puede redistribuirse en cualquier momento, las sobrevivientes están expuestas a un daño físico y mental prolongado.”
Funcionamiento deficiente del sistema de Google para presentar denuncias
Google dice que se puede eliminar el contenido explícito no consensuado previa petición. Sin embargo, sobrevivientes y activistas que hablaron con Amnistía Internacional Corea dijeron que las categorías y procedimientos de denuncia de Google eran confusos y difíciles de seguir. Era difícil encontrar los formularios apropiados y éstos contenían categorías ambiguas sobre el tipo de contenido que se denuncia.
Tras conseguir presentar por fin una queja, las personas usuarias se encuentran con la falta de comunicación, a veces durante meses, sobre los avances de su reclamación.
Amnistía Internacional Corea hizo una encuesta a 25 sobrevivientes y activistas, y las 11 personas que habían presentado una queja vía Google dijeron que fue difícil confirmar si sus solicitudes se habían tramitado debidamente, sobre todo por la ausencia de comunicación por parte de Google durante el proceso de denuncia.
La sobreviviente *Hyun-jin esperó más de un año desde que recibió un acuse de recibo de Google hasta que se le informó finalmente del resultado de una serie de solicitudes de retirada de contenido que había enviado.
Por otra parte, parece que Google no tuvo en cuenta el trauma de las sobrevivientes al elaborar sus procedimientos para la retirada. Cuando se denuncia contenido, las personas usuarias deben marcar una casilla en la que reconocen que pueden ser penalizadas si la solicitud no es cierta, al mismo tiempo que Google declara que no tramitará quejas incompletas.
Hyun-jin dijo que estas directrices intensificaron su ansiedad: “La presenté con dificultad, pero en lugar de estar convencida de que se eliminaría, me puse más ansiosa porque pensé que, si no funcionaba, sería mi responsabilidad.”
Entonces redactó una respuesta modelo de 600 palabras en la que explicó con detalle por qué el contenido era ilegal y lo compartió con otras sobrevivientes para ayudarles a redactar sus solicitudes de retirada.
Uno de los formularios de denuncia de Google exige también adjuntar una identificación con fotografía al presentar la denuncia sin tener en cuenta que las sobrevivientes que han tenido material explícito distribuido sin su consentimiento temen compartir su imagen en Internet.
“Pedir a las sobrevivientes que suban una identificación con fotografía en Internet, donde circulan vídeos de víctimas, es absolutamente traumático”, dijo Dan, del grupo activista Team Flame.
Google es “el peor sitio web en cuanto a victimización secundaria”
Amnistía Internacional entrevistó a cuatro sobrevivientes de violencia de género online junto con seis activistas que las apoyan. Todas las sobrevivientes hablaron de daños a su salud física y mental, incluida la necesidad de aislarse de la sociedad para evitar el estigma
Aunque el abuso sexual y su difusión en Internet ya causó un daño enorme a estas sobrevivientes, éste se vio exacerbado cuando se enfrentaron al lento y confuso proceso de intentar retirar el contenido de Internet.
“[Para el perpetrador] fue muy fácil subir un vídeo, pero llevó meses conseguir su retirada”, dijo a Amnistía Internacional la sobreviviente Hyun-jin.
Hyun-jin había acudido a la policía después de que se distribuyera online un vídeo suyo no consensuado con contenido sexualmente explícito. Supuso erróneamente que el vídeo se borraría pronto.
“Cuando te victimizan así, no tienes ni idea de qué hacer. Estaba todo el día mirando el teléfono y googleando mi nombre. Apenas dormía una hora al día y pasaba la mayor parte del tiempo buscando. Tenía pesadillas constantes, pero la propia realidad era una pesadilla mayor.
“Para borrar vídeos, imágenes y palabras clave de búsqueda tuve que hacer cientos de capturas de pantalla y denunciarlas a Google. No podía pedirle a otra persona que hiciera todo esto por mí porque cuando denunciaba estas imágenes dañinas en las que aparecía yo tenía que adjuntarlas. Tuve que afrontar todo yo sola.
“Google tiene muchas ventajas: puedes obtener fácilmente la información que quieres. Pero para las víctimas, no es más que un gigantesco sitio web de distribución. Es el peor sitio web en cuanto a victimización secundaria. El otro día, comprobé las URL con el contenido distribuido y [los resultados de la búsqueda] ocupaban más de 30 páginas. No fueron eliminadas fácilmente previa petición. [Pero] no puedo evitar seguir haciendo solicitudes de retirada.”
La responsabilidad de las empresas tecnológicas de evitar daños en sus servicios
El deficiente sistema de denuncias de Google es complicado de usar, contradictorio y difícil a la hora de hacer un seguimiento, por lo que no ofrece respuestas rápidas y transparentes a las sobrevivientes.
La responsabilidad de todas las empresas de respetar los derechos humanos está bien articulada en los Principios Rectores de las ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos, que establecen que todas las empresas tienen la obligación de evitar que sus propias actividades provoquen o contribuyan a provocar consecuencias negativas sobre los derechos humanos, y hacer frente a esas consecuencias cuando se produzcan.
La propia política de derechos humanos de Google establece su compromiso con “defender los estándares establecidos en los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos”.
“Al responder de forma contradictoria y con lentitud a las solicitudes de retirada de sobrevivientes de delitos sexuales digitales, Google no respeta los derechos humanos. Google debe adoptar un sistema de denuncias centrado en las personas sobrevivientes que impida la retraumatización y sea fácil de acceder, usar y comprobar”, concluyó Jihyun Yoon.
“Debe asegurarse de que en sus servicios no se comete violencia de género online. Las personas sobrevivientes de delitos digitales necesitan que los mecanismos de denuncia de Google las ayuden y no prolonguen innecesariamente su sufrimiento.”
Amnistía Internacional escribió a Google el 11 de noviembre pidiendo una respuesta a sus conclusiones. Google no ha dado una respuesta oficial, pero dijo en una reunión privada que esta cuestión era importante y que la empresa deseaba mejorar su respuesta a ella.
*Se ha protegido la identidad de todas las sobrevivientes a petición suya.