La reciente decisión de las autoridades israelíes de
cortar el suministro eléctrico a la Franja de Gaza podría tener consecuencias humanitarias catastróficas para la población, que soporta ya 10 años de sufrimiento bajo el brutal bloqueo impuesto por Israel, advirtió Amnistía Internacional.
La última serie de cortes de electricidad anunciados por Israel el 11 de junio, que restringirán el suministro eléctrico a entre dos y tres horas diarias, tendrá efectos desastrosos en la maltrecha economía de Gaza y provocará un desastre en la salud pública. La medida pondrá en peligro miles de vidas, en especial de personas con enfermedades crónicas que están hospitalizadas o en cuidados intensivos, entre ellas bebés atendidos con sistemas artificiales.
“
El cerco lleva 10 años privando ilícitamente a la población palestina de Gaza de los artículos de primera necesidad y los derechos más básicos. Como consecuencia del bloqueo ilegal y de tres conflictos armados, la economía ha decrecido de manera terrible y las condiciones humanitarias han empeorado gravemente. Estos últimos cortes de electricidad amenazan con convertir una situación ya pésima en una auténtica catástrofe humanitaria”, aseguraron desde Amnistía Internacional.
Los cortes eléctricos tendrán graves efectos en servicios esenciales, como la atención de la salud, la gestión de aguas residuales y al acceso a agua apta para el consumo, para toda la población de Gaza.
“Como potencia ocupante, Israel tiene la obligación de garantizar la atención de las necesidades básicas de la población civil. Como mínimo,
Israel no debe seguir cortando el acceso a suministros esenciales. Las autoridades deben levantar de inmediato el bloqueo ilegal y poner fin al castigo colectivo a que someten a la población de Gaza" expresó Amnistía Internacional.
“Han transcurrido 10 años y la comunidad internacional no puede ya cerrar los ojos ante el sufrimiento devastador causado por el aislamiento cruel e inhumano de Gaza", aseguraron desde Amnistía Internacional.
Este mes se cumplen 10 años desde que Israel inició el bloqueo por tierra, mar y aire de Gaza. Sumado a la restricciones impuestas por Egipto, el bloqueo cortó prácticamente todo el acceso al mundo exterior a más de dos millones de gazatíes. Desde entonces, los índices de desempleo se han disparado y muchas familias están sumidas en la pobreza extrema, por lo que alrededor del 80% de la población depende de la ayuda humanitaria.
Cortes de electricidad
Gaza lleva más 10 años sufriendo un déficit crónico de electricidad. En 2013, la única central eléctrica del territorio comenzó a comprar el combustible a Israel únicamente, porque el de Egipto, que era barato, no estaba ya disponible. El elevado precio del combustible obligó a la central a reducir la capacidad a la mitad y tuvo que cerrar reiteradas veces por falta de medios para comprar el combustible necesario para su funcionamiento.
Incluso antes de esta última crisis de electricidad ocurrida esta semana, el suministro estaba ya restringido a alrededor de ocho horas diarias. En los dos últimos meses, el suministro se limitó aún más, a cuatro horas al día, debido a una disputa entre las autoridades palestinas de Cisjordania y Hamás.
La población explicó a Amnistía Internacional que los cortes de electricidad han afectado a todos los aspectos de su vida cotidiana. En Gaza, muchas personas viven en altos bloques de apartamentos, y la falta de electricidad impide bombear agua apta para el consumo hasta sus viviendas, por lo que tienen que comprar agua embotellada, que es cara, para cocinar, limpiar y asearse. Tampoco pueden utilizar los ascensores para entrar y salir de sus casas, lo que resulta especialmente penoso para las personas ancianas o con discapacidad.
Mohammad Abu Rahma, que vive en la ciudad de Gaza, explica cómo afectaron los cortes eléctricos a su esposa, a sus tres hijos y a él. Debido a la falta de electricidad, no tienen agua y no pueden hacer cosas tan sencillas como guardar los alimentos en el refrigerador, y como por la noche no hay luz, los niños no pueden estudiar ni leer.
“
Desde el (bloqueo) a Gaza hace 10 años, nuestra vida ha estado siempre en crisis. Eso no es nuevo. Pero lo que está ocurriendo ahora es una catástrofe. Es inmoral que nos hagan vivir así. Todo el mundo está sufriendo daños en Gaza por lo que está ocurriendo. No se libra nadie”, afirma.
Nour al-Sweiki, de la ciudad de Gaza, relató a Amnistía Internacional que las familias procuran realizar todas las tareas domésticas en las tres o cuatro horas de electricidad que tienen al día. “La gente vive sin derechos. Todo va para atrás.
Aquí no avanza nada, más que el tiempo. Pobreza, desempleo, falta de agua, todo empeora”, explica.
Otro vecino de Gaza, Sami Abd al-Rahman, explicó que, como la mayoría de los gazatíes, su familia ha reorganizado su vida en torno a las pocas horas de electricidad que hay, así que se levantan en plena noche para hacer cosas tan simples como poner la lavadora y ducharse. En este marco, siente temor por los efectos mentales y emocionales que la continua crisis puede provocar en sus hijos.
“Las autoridades israelíes deben garantizar que se restablezca el suministro eléctrico requerido para satisfacer las necesidades humanitarias básicas, como la salud, el agua y el saneamiento”, manifestó Amnistía Internacional. “Las autoridades palestinas de Cisjordania, Hamás e Israel deben garantizar que sus disputas políticas se dirimen sin pisotear los derechos básicos de la población de Gaza", agregó la organización.
Agravamiento de los efectos del bloqueo
La situación en la Franja de Gaza se volvió tan insostenible que, en 2015, la ONU advirtió de que para 2020 sería
“inhabitable”.
Con el bloqueo ilegal israelí, la circulación de personas y bienes está gravemente restringida, y la mayoría de las exportaciones e importaciones de materias primas están prohibidas. Mientras tanto, Egipto impuso estrictas restricciones en el paso de Rafá, que mantiene cerrado la mayor parte del tiempo.
La destrucción causada por los tres conflictos armados, entre Israel y los grupos palestinos en la Franja de Gaza, tiene consecuencias devastadoras en infraestructura esencial y en la economía del territorio. Todos los bandos cometieron graves violaciones del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra, durante estos conflictos.
En cada una de esas guerras, Israel atacó directamente infraestructura civil, incluidos los sistemas de suministro de electricidad y agua y saneamiento, además de destruir decenas de miles de bienes civiles, como viviendas, establecimientos comerciales y fábricas. Israel se negó posteriormente a permitir la entrada en Gaza de gran parte del material de construcción necesario para reconstruir la infraestructura civil.
“La destrucción deliberada de viviendas e infraestructura en Gaza, sumada a las privaciones económicas, hace que la existencia diaria de muchas personas palestinas sea una pesadilla que no parece tener fin”, analizaron autoridades de Amnistía Internacional. "Negar suministros humanitarios y agua y electricidad suficientes a una población entera durante 10 años es injustificable. Israel debe levantar este bloqueo de inmediato”