Crímenes de guerra en la batalla por Mosul – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

Crímenes de guerra en la batalla por Mosul


2014-07-01_Irak_Crímenes de guerra en la batalla por Mosul


Entrevista a la investigadora de Amnistía Internacional Donatella Rovera desde Mosul, Irak.

Largas filas de coches llenos de familias aterrorizadas colapsaban la carretera cuando salí de Mosul el 25 de junio. El éxodo masivo es testimonio del impacto en la población civil desde que los combatientes del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) se hicieron con el control de la ciudad.

Cuando nos dirigíamos hacia el este, a Arbil, los activistas del ISIS bombardearon indiscriminadamente Hamdanyah, donde viven algunas minorías religiosas y étnicas de Irak.

La ofensiva del ISIS en el frente oriental de la segunda ciudad de Irak era otra prueba más de que todas las partes están cometiendo crímenes de guerra en la encarnizada batalla por el control del territorio y los recursos del país. Atacados deliberadamente o atrapados en el fuego cruzado de unos combates a menudo temerarios, los civiles son los más perjudicados mientras el ISIS y otros grupos armados suníes, por un lado, y las fuerzas armadas iraquíes y las milicias chiíes por otro luchan entre sí.

Al anochecer, en la ciudad vecina de Kalak, al este de Mosul, me reuní con varias familias cristianas que acababan de llegar de Qaraqosh. Un padre de cuatro niños de corta edad me dijo:

“Oímos un estruendo, la gente dijo que eran ataques de mortero, no sé si estaban cerca o lejos. Nos metimos en el coche —mi esposa, los niños, mis padres y una tía de mi esposa— y nos marchamos sin llevarnos nada. No sé dónde pasaremos la noche, pero al menos estamos a salvo. Mañana veremos si podemos volver a casa sin riesgo; ¿qué más podemos hacer?”

Pero mientras los enfrentamientos entre activistas del ISIS y fuerzas de los Peshmerga se intensificaban en Hamdanya, los residentes huían en masa. Ayer (26 de junio) encontré la zona totalmente vacía salvo por dos familias que estaban esperando para marcharse, un anciano que me dijo que quería morir en su casa, dos médicos y dos sacerdotes. Las ciudades y pueblos de alrededor estaban llenos de familias desplazadas.

Bombardeos de zonas civiles

En Mosul visité a las familias de cinco jóvenes que murieron el 7 de junio cuando un proyectil de artillería alcanzó la azotea donde estaban sentados bebiendo té y charlando. Señalando el gran agujero recién reparado que dejó el proyectil, que explotó en la azotea y cayó a la habitación que estaba debajo, el padre de Seif, uno de los fallecidos, me dijo:

“Reparamos esto, pero nada va a reparar mi corazón roto. Me han arrebatado a mi niño y mi otro hijo quedó tan malherido que no se va a recuperar nunca. Doy gracias a Dios que el resto de mis hijos está a salvo; estábamos en la habitación de al lado de donde cayó el proyectil; podían habernos matado a todos si hubiéramos estado en la otra habitación.”

Los hermanos menores de Seif y otros vecinos me dijeron que el proyectil que alcanzó la casa fue el primero de una serie de los siete que oyeron. El resto cayó cerca, por suerte sin causar más víctimas.

El hermano mayor de Seif, el único superviviente del grupo que estaba sentado en la azotea cuando cayó el proyectil, está postrado en la cama y es evidente que tiene muchos dolores. Grandes trozos de metralla le desgarraron el pecho, el abdomen y la ingle, causando lesiones graves en los órganos internos.

Hablaba con dificultad, entre muecas y gemidos de dolor al menor movimiento.

“Nadie salía debido a la situación (los activistas del ISIS habían entrado en la ciudad por el oeste los dos días anteriores, y el ejército y las fuerzas de seguridad se habían retirado al otro lado del río, en el este de la ciudad), así que estábamos sentados en nuestra casa, con la familia y los vecinos. Mis padres, las mujeres y los niños estaban abajo y nosotros, los jóvenes, yo y mi hermano y nuestros vecinos, estábamos sentados en la azotea. No oímos ningún proyectil antes del que nos alcanzó; de haberlo oído no habríamos estado en la azotea. Sólo recuerdo haber visto un fogonazo de luz y sentir mucho dolor.”

Un funcionario que estaba con el ejército iraquí cuando se retiró de la ciudad me dijo que en ese momento el ejército bombardeaba el oeste de la ciudad desde los cuarteles de la segunda brigada (al firqa al thaniya), en la zona de Al Kind, en el este de la ciudad. La artillería es demasiado imprecisa y nunca debe usarse en zonas residenciales llenas de civiles. El uso reiterado de este tipo de armas de este modo, sin prestar la debida consideración a los daños causados a la población civil, es una violación del derecho internacional humanitario y un crimen de guerra.

Otros civiles han muerto en ataques similares más recientemente en Tal Afar y sus alrededores, al noroeste de Mosul. El 22 de junio, cuando entrevistaba a una familia que había huido de Tal Afar y que ahora está refugiada cerca de Arbil, recibieron una llamada de sus parientes en Tal Afar, que les dijeron que su primo Adnan, su esposa Zeinab y dos niños pequeños, un niño y una niña de seis y ocho años, acababan de perder la vida en un ataque de artillería de las fuerzas iraquíes contra su casa. Ellos también habían huido de Tal Afar cuando fue tomada por el ISIS a principios de mes, pero habían vuelto a casa dos días antes, creyendo que ya no había peligro y para escapar de las penosas condiciones del lugar donde estaban refugiados.

Otros nueve civiles murieron y varios resultaron heridos en otro ataque de las fuerzas iraquíes en Aayadiya, donde habían buscado seguridad tras huir de sus casas en Tal Afar. Entre las víctimas había niños, mujeres y ancianos. Hay muchos más casos similares de los que no se ha informado porque mientras los civiles huyen de un lugar a otro, hasta los familiares pierden el contacto.

El ISIS pide “arrepentimiento”

En Mosul pasé delante de grupos de hombres frente a las mezquitas donde ex policías, miembros de los grupos de defensa civil y otros van a “arrepentirse” (towba) públicamente de su relación con el gobierno que ya no controla la ciudad. Lo hacen en respuesta al anuncio del ISIS de que no harán daño a quienes “se arrepientan”.

Sin embargo, no hay ninguna garantía de que el ISIS cumpla su promesa. Por el contrario, sus brutales antecedentes hacen temer que hagan justo lo contrario, si no ahora, más adelante. Quienes “se arrepienten” tienen que entregar sus tarjetas de identidad y datos personales (domicilio, número de teléfono, etc.), lo que facilitará que el ISIS los encuentre si deciden ir tras ellos.

Pero, como en la mayoría de los conflictos, los abusos no son obra de sólo una de las partes. El ISIS ha difundido algunas de sus atrocidades, e incluso ha alardeado de ellas, mientras que el gobierno iraquí, que está muy ocupado tratando de obtener el apoyo internacional, tiende a ocultar los que cometen sus fuerzas.

También hablé con familias y testigos sobre los detenidos ejecutados en centros de detención or las fuerzas armadas antes de que éstas abandonaran Mosul y Tal Afar.

Mientras los enfrentamientos se intensifican, la población civil corre un riesgo creciente de sufrir multitud de violaciones por ambas partes.

 

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