“Es innegable el avance social en aspectos vinculados a la paridad y/o igualdad de género. Sin embargo, aún encontramos que se perpetúan diversas formas de violencia. Como un iceberg en donde se ve sólo la punta, muchas veces esto es lo que sucede con la violencia contra las mujeres: los estereotipos de género están marcadamente naturalizados en diversos ámbitos de nuestra vida cotidiana y distintas formas de manifestación de la violencia de género se encuentran aún invisibilizadas. Debemos trabajar para generar conciencia y que las políticas públicas lleguen a tiempo para evitar, en su manifestación más tangible, la continuidad de cifras como las que registran 1 femicidio cada 34 horas”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Algunos datos destacados del estudio evidencian las formas en que se perpetúa la desigualdad y la violencia de género en diversos ámbitos de la vida cotidiana:
- El tiempo que las mujeres dedican al trabajo doméstico no remunerado, por ejemplo, en tareas de limpieza del hogar casi triplica al que dedican los hombres. Sin embargo, 6 de cada 10 hombres sostienen que la distribución es equitativa.
- 4 de cada 10 hombres creen que mayores derechos para las mujeres implican menos derechos para ellos.
- 6 de cada 10 personas afirman que hay disparidad salarial entre hombres y mujeres.
- 8 de cada 10 personas afirman haber visto un hombre insultando una mujer.
- 3 de cada 10 personas afirma haber visto un hombre tocando a una mujer sin su consentimiento.
Medidas urgentes
Según datos del informe del Observatorio de Femicidios de la oficina del Defensor del Pueblo de la Nación, entre enero y junio se registraron 137 femicidios, 6 de personas trans; 25 víctimas habían realizado al menos una denuncia. Además, entre enero y junio de este año, se registraron 52.072 comunicaciones a la Línea 144 de atención y contención para situaciones de violencia de género.
Amnistía Internacional destaca que es urgente el avance de políticas y campañas públicas que contribuyan a problematizar la desigualdad de género y a prevenir y erradicar todas las formas de violencia por motivos de género.
Finalmente, la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en todo el país es una deuda grave. De acuerdo con un estudio de Amnistía Internacional, a partir de la lectura de datos abiertos de la Evaluación Aprender del Ministerio de Educación de la Nación, solo el 4% de las y los estudiantes del nivel secundario vieron la totalidad de los temas de ESI en clases y el 14% del nivel primario. Esta ley tiene el potencial de cambiar la vida de niños, niñas y adolescentes, especialmente cuando al menos 1 de cada 10 niñas y adolescentes sufren violencia sexual en Argentina, según Unicef. La ESI brinda herramientas para pedir y recibir ayuda a tiempo; así como para el disfrute de otros derechos humanos.