Mohammed y Randa Alftih huyeron a Líbano desde la ciudad siria de Alepo con sus cuatro hijos: su hija, Sham, y sus hijos Ghaith, Omar y Kareem. En Alepo, Mohammed dirigía, junto con sus hermanos, una fábrica de estampados en la que creaba ropa personalizada para mercados mayoritariamente europeos. Su situación económica era muy buena y estaban felices con la vida que tenían.
Cuando la guerra estalló, la empresa de Mohammed fue una de las muchas confiscadas por las milicias, y la calle en la que vivía se convirtió en zona de guerra. Su hermanos huyeron a países europeos, pero Mohammed y su familia se quedaron. Hasta que en un momento la destrucción les superó y la escasez de alimentos y agua fue desesperante. Para ir de Alepo a Damasco, tuvieron que huir entre los disparos de bandos enfrentados: Mohammed ordenó a sus hijos que corrieran a toda velocidad, mientras llevaba en brazos a su hija Sham. Afortunadamente, sobrevivieron y consiguieron llegar a Damasco, desde donde pasaron a Líbano.
Mohammed tenía una sobrina en Canadá, que le ayudó a reasentarse en Peterborough (Ontario) con su familia. La familia se ha adaptado extraordinariamente bien: han aprendido inglés, e incluso han montado un negocio propio. Mohammed conoció en la mezquita a Kenzu Abdallah, profesor de la Universidad de Trent (Peterborough), oriundo de Etiopía, con el que trabó una buena amistad, hasta el punto de que acabaron abriendo juntos un negocio. Les encantaba comer juntos, ya que Randa es una excelente cocinera y, dada la experiencia empresarial de Mohammed, de varios decenios, han abierto en Peterborough el Oasis Mediterranean Grill (OMG), donde sirven comida siria. El restaurante ha tenido muy buena acogida entre la población local y toda la familia ayuda en él.
La hermana de Randa y su familia siguen en Líbano, por lo que
Safe Haven for Refugees —el grupo de patrocinio comunitario de Peterborough que llevó a Canadá a la familia Alftih— está ayudando a Randa para que su hermana pueda trasladarse a vivir a Canadá.