Por eso es tan alentador la aparición de líderes juveniles que se cuestionan la situación establecida sin permitir que la “política de hombres fuertes” y la retórica antiderechos humanos ahogue sus voces. Responden y reclaman su espacio en el mundo.
Hace poco, un inspirador grupo de dirigentes juveniles globales se reunió en el contexto de la Asamblea Global de Amnistía Internacional celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica), para contar cómo luchan por los derechos humanos en sus respectivos países.
Adélaïde Charlier, Bélgica
La inacción a la hora de abordar la crisis climática podría convertirse en la mayor violación de derechos humanos de la historia, pero en todo el mundo, la gente joven está resuelta a actuar liderando la batalla por la justicia climática. Adélaïde Charlier, lideres juvenil de Bélgica, está al frente de esta lucha.
“Siempre he tenido una conexión con la naturaleza, pero, en Bélgica, el cambio climático era solo algo de lo que hablábamos. Como joven, supe que tenía la oportunidad de influir. Inspirada por Greta Thunberg, mi amiga y yo aunamos fuerzas y empezamos a hacer huelga por nuestro futuro.
"La primera vez que hicimos huelga, éramos 350 personas. En la segunda marcha fuimos 15.000 y, en la tercera, éramos 35.000 jóvenes en huelga”, dijo Adélaïde.
“El cambio climático es real, y las personas adultas deben empezar a responsabilizarse. Asumimos un riesgo al faltar a clase, pero es lo que tenemos que hacer si queremos que haya cambios”.
Manu Gaspar, Filipinas
Los ataques contra las personas que defienden los derechos humanos en Filipinas están aumentando y el presidente Duterte anima a la policía a “disparar” contra ellas, acusándolas de “obstrucción de la justicia”. El líder juvenil Manu Gaspar resiste con valentía.
“Las personas jóvenes que se manifiestan pacíficamente sufren la brutalidad policial, sobre todo en el sureste asiático. Estamos resueltos a alzarnos por nuestros derechos y no vamos a retroceder ante la intimidación. Quiero que los líderes mundiales escuchen a la gente joven y sus problemas en lugar de hacer comentarios condescendientes”.
Karin Watson Ferrer, Chile
Karin Watson Ferrer es una apasionada activista de los derechos reproductivos de las mujeres y reclama un aborto sin riesgos y legal en Chile.
“Hasta 2017, la prohibición del aborto era total en Chile. Ahora las mujeres pueden abortar cuando la vida de la mujer corre peligro, cuando el feto es inviable y cuando el embarazo es consecuencia de una violación. Aunque es un paso adelante, sigue habiendo problemas, y todas las mujeres deberían tener el derecho a elegir”, dijo Karin.
Para eliminar el estigma asociado al aborto, Karin y una amiga fundaron ¡Que se sepa!, una plataforma en la que las mujeres pueden contar de un modo seguro sus experiencias con el aborto.
“Las mujeres tienen que poder hablar de este tema para saber que no están solas. Estoy en contacto con decenas de mujeres que necesitaban hablar de lo que han vivido y que han encontrado una forma segura de hacerlo, anónimamente, a través de esta plataforma”.
Vibha Venkatesha, Estados Unidos
Con la imposición por Estados Unidos de restricciones a la migración y a los derechos de las mujeres, así como de medidas para impedir las iniciativas de justicia climática, la gente joven lucha por sus derechos humanos con más fuerza que nunca.
“A veces, asusta la idea del activismo, pero puede ser algo tan simple como tener una conversación con alguien”, dijo la lideresa juvenil Vibha Venkatesha.
“Defender los derechos humanos me dió un sentimiento de pertenencia. Tras el anuncio de la prohibición de entrada a los musulmanes, un estudiante fue excluido de mi universidad solo porque era de un país de la lista. Quinientos estudiantes hicieron una concentración de protesta y, aunque sabemos que no podemos impedir que siga vigente la prohibición de viajar, este estudiante experimentó un sentimiento de pertenencia y nos aseguramos de que se sintiera escuchado”.
Christoph Alberts, Alemania
No todo funciona bien en Alemania, y las cuestiones socioculturales siguen causando profundas fisuras e impidiendo el respeto y la protección plenos de los derechos humanos.
“Siguen estando extendidas en el país cuestiones como la homofobia, el racismo y el sexismo, al mismo tiempo que aumenta la preocupación por el cambio climático y el uso de fuerza excesiva por la policía”, dijo Christoph Alberts, que lleva cinco años animando a la gente joven a que actúe.
“En este momento, tenemos que luchar aún más por nuestros derechos. El conflicto generacional nos está poniendo en peligro y me pregunto de verdad cómo será nuestro futuro. Tenemos que hacernos oír y queremos reivindicar nuestro derecho a un futuro mejor”.
Adriana Bottini, Venezuela
Venezuela lleva varios años sufriendo una crisis de derechos humanos que provocó la falta de acceso a alimentos y medicinas, el deterioro de los servicios de salud, así como violencia y represión policial por parte del Estado. Y la juventud del país está lidiando con las consecuencias.
“En mi país, la política no es una opción, sino un deber”, dijo Adriana Bottini, lideresa juvenil decidida a hacer oír su voz.
“El gobierno venezolano me robó la juventud. Ser joven consiste en cuestionar sistemas para que el mundo sea mejor y cuestionar estructuras de poder. Todo lo establecido se convirtió en cenizas, hay todo un mundo nuevo que construir y no es una oportunidad que tiene mucha gente joven. No existen barreras a lo que puedo lograr”.
Brayan Monsalve, Colombia
Las personas que defienden los derechos humanos en Colombia están expuestas continuamente a amenazas y homicidios selectivos. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó de que. entre 2017 y 2018, murieron en Colombia al menos 105 defensores y defensoras de los derechos humanos.
Brayan Monsalve, estudiante de psicología de 20 años de Colombia, es parte de Derechos Humanos Colombia, una ONG que trabaja para proteger y defender los derechos humanos en su país. La familia de Brayan tuvo que huir de su casa debido a la agitación política en el país y esta experiencia lo animó a luchar por los derechos de otras personas.
“Mi papá siempre me dijó: ‘Luche por sus sueños; salga adelante; haga lo que a usted le gusta’. Me metí en el tema de derechos humanos porque yo sé qué es vivir en carne propia que te puedan matar. El cambio está en cada uno de nosotros. Es un paso más para cambiar la historia de Colombia”.
Lehlogonolo Muthevhuli, Sudáfrica
Aunque la Carta de Derechos Fundamentales consagra los derechos humanos en la Constitución sudafricana, la profunda desigualdad del país hace que algunas personas disfruten de estos derechos más que otras. Lehlogonolo Muthevhuli, recién graduada de la universidad, está rompiendo los tabús sobre la menstruación y reclama que se tome más en serio la salud mental.
“La gente joven carece a menudo de acceso a la atención médica. Si no puedes costearte la cobertura médica, tienes que recurrir a unos centros públicos de salud ínfimos donde la gente joven no recibe la atención que necesita”, dijo Lehlogonolo.
“Se juzga a las mujeres jóvenes cuando piden medios anticonceptivos, y la salud mental no es una prioridad. Obtener acceso a la atención adecuada es un proceso largo y difícil. Quiero cambiar esto, especialmente en mi universidad, por eso estoy pidiendo a mi universidad que proporcione más acceso y servicios al alumnado”.
Miho Kawamoto, Japón
Miho Kawamoto, activista juvenil de Japón, lleva la voz cantante en lo relativo a educar a la sociedad japonesa sobre sus derechos humanos y la importancia de la tolerancia.
“En Japón nadie te habla de tus derechos humanos ni te dice que las personas refugiadas y migrantes también los tienen”, dijo Miho.
“Cifras recientes revelan que en 2017, el gobierno japonés aprobó solo 28 peticiones de asilo de un total de casi 11.000. Estas cifras son una locura. Me hicieron darme cuenta de que este desconocimiento sobre nuestros derechos hace que olvidemos los derechos de otras personas. Quiero cambiar este discurso y asegurarme de hacer todo lo que pueda para apoyar a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en Japón”.
Marsel Tuğkan, Turquía
Puede que los dos años de estado de excepción de Turquía terminasen en julio de 2018, pero el espacio para los derechos humanos sigue disminuyendo. Marsel Tuğkan, de 25 años, lucha para mantener el espacio de los derechos humanos abierto y activo.
“El gobierno criminaliza la defensa de los derechos humanos y la máxima prioridad ahora mismo es defender a quienes defienden estos derechos. No soporto la injusticia y la desigualdad; es parte de mi identidad”.