La gente querrá que se les asegure que se van a proteger sus derechos, y el gobierno tiene el deber de comprometerse públicamente a defender esos derechos. Sea o no miembro de la Unión Europa (UE), el Reino Unido continúa sujeto a un sistema internacional de derechos humanos, cuyas normas debe seguir cumpliendo y cuyos mecanismos debe seguir respetando.
Incluso cuando negocie su salida, el gobierno de Reino Unido ha de procurar conservar las sólidas garantías de derechos de la UE, especialmente en áreas como la no discriminación, el derecho a la intimidad y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
Desgraciadamente, el debate sobre el Brexit ha tenido un desagradable trasfondo xenófobo. Dondequiera que se dirija ahora Reino Unido, no debe haber cabida para estos sentimientos y este tipo de políticas.
El desafío es ahora que el Reino Unido se centre en lo que los une y no en lo que los separa; los derechos humanos universales son esenciales para ello.