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Policías y soldados violan, dan palizas, asfixian y electrocutan a hombres y mujeres para obtener supuestas “confesiones”
¿El resultado? Miles de inocentes en la cárcel y una sociedad de millones de personas viviendo atemorizada: el 64 por ciento de los habitantes de México aseguran no sentirse a salvo de la tortura. La población mexicana sabe que, en su país, prácticamente cualquiera puede ser torturado.
Mientras tanto, las autoridades miran hacia otro lado, y confían en que la comunidad internacional también lo haga. En esa situación, la justicia sigue estando fuera del alcance de la mayoría de quienes reúnen el valor suficiente para denunciar la tortura que han sufrido. Los peritos médicos a menudo descartan las lesiones o examinan a las víctimas demasiado tarde, cuando hace ya mucho que las heridas han curado. Así, con las pruebas físicas desaparecidas, y las pruebas psicológicas ignoradas, nadie rinde cuentas de lo sucedido.
En México existen leyes contra la tortura, pero casi nadie les presta atención, y los torturadores quedan impunes. Si se quiere que la iniciativa de ley gubernamental más reciente sobre la tortura, que se está redactando actualmente, cambie esta situación, los torturadores deberán finalmente ser castigados. De lo contrario, será una promesa más sobre el papel para las miles de personas que sufren tortura en México.
Cualquiera puede estar en peligro
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Una vez en el interior del furgón, sujetaron a Enrique contra el suelo y lo llevaron a un almacén. Allí, unos policías lo desnudaron de cintura para abajo y le vendaron los ojos, y luego lo torturaron toda la noche.
Usan una bolsa y la estrangulan en mi cuello para asfixiarme. Yo me negaba a firmar [la confesión]; entonces dijeron: ‘Bueno, entonces ponemos algo ilegal’.”
Enrique cumplió recientemente los 30 años. Sin embargo, su vida no avanza: ha pasado los últimos dos años encerrado en una prisión de máxima seguridad.
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Tres años después, no se ha castigado a nadie. “Y yo sí”, añade Yecenia desde su celda.
¡La justicia es posible!
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“El hecho de que yo esté hoy aquí, libre, ante ustedes, es la prueba de que los esfuerzos de los simpatizantes de Amnistía tienen resultados positivos.”
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Hoy, Claudia lucha por que se haga justicia para otras personas como ella. “No voy a permitir que ninguna otra mujer sea torturada en México”, dice.
Conocé el informe completo en el siguientel link
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