La campaña de Amnistía Internacional Escribe por los Derechos tiene lugar cada año en torno al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, cuando se conmemora la fecha en que se adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948. El objetivo de la campaña es lograr un cambio en la vida de personas o comunidades que han sufrido violaciones de derechos humanos o corren riesgo de sufrirlas.
Hace unos 20 años, un reducido grupo de activistas de Polonia organizó una maratón de envío de cartas durante 24 horas. A lo largo de los siguientes años, la idea se fue expandiendo. Hoy, Escribe por los Derechos es el mayor acontecimiento de derechos humanos del mundo.
De 2.326 cartas en 2001 a más de 5,3 millones de cartas, tuits, peticiones firmadas y otras acciones emprendidas en 2022, personas de todo el mundo han usado el poder de sus palabras para unirse en torno a la idea de que la geografía no supone ningún obstáculo a la solidaridad. A lo largo de los años, la acción conjunta de estas personas ha contribuido a cambiar la vida de más de 100 personas y a liberarlas de la tortura, el hostigamiento o el encarcelamiento injusto.
Los materiales de educación en derechos humanos para la campaña Escribe por los Derechos de este año ayudan tanto a quienes se dedican a actvidades educativas como a las personas que participan en ellas a adquirir mayor comprensión y a fomentar la solidaridad, preparándolas para pasar a la acción. Estas actividades de educación en derechos humanos se pueden llevar a cabo en diferentes contextos, como pueden ser un aula, un grupo comunitario, una familia o un grupo de activistas. Puesto que eres la persona que facilita la actividad, puedes adaptarla como mejor consideres a las necesidades y el contexto del grupo con el que vas a trabajar. Por ejemplo, habrás de considerar los conocimientos que ya tiene el grupo sobre las cuestiones a debatir, el tamaño y rango de edad del grupo y la mejor forma de organizar la actividad para fomentar la participación activa, el emplazamiento donde se va a desarrollar la actividad, si va a ser presencial o en línea, y cualquier otro tipo de limitación que pudiera presentarse. Cuando las personas que participan quieran emprender acciones sobre un caso, comenta con ellas si es seguro hacerlo.
Todas las actividades se basan en métodos de aprendizaje participativo que no se limitan a presentar información a las personas participantes, sino que promueven que exploren, debatan, analicen y se cuestionen los asuntos planteados en las historias con las que trabajarán en cada actividad. Esta metodología permite a quienes participan:
- desarrollar competencias y habilidades clave;
- formarse sus propias opiniones, hacer preguntas y comprender mejor las cuestiones que se exponen;
- tomar el control de su aprendizaje y configurar los debates en función de sus intereses, capacidades y preocupaciones;
- contar con el espacio que necesitan para implicarse emocionalmente y desarrollar sus propias actitudes.