En respuesta a un anuncio realizado por el primer ministro etíope Hailemariam Desalegn, que mencionó que todos los presos políticos serán liberados y que un tristemente famoso centro de detención será cerrado, Fisseha Tekle, investigador sobre Etiopía de Amnistía Internacional,manifestó:
“El anuncio hecho hoy podría señalar el final de una era de sangrienta represión en Etiopía. Pero para quienes pasaron años en prisión por cargos falsos y de motivación política, este anuncio llega con mucho retraso”.
“La mayoría de esas personas fueron detenidas exclusivamente por ejercer de forma pacífica sus derechos humanos, y nunca deberían haber sido encarceladas, para empezar. Pedimos a las autoridades etíopes que implementen la decisión de hoy lo más rápidamente posible poniendo a estas personas en libertad inmediata e incondicional. Asimismo, las autoridades deben derogar o reformar sustancialmente las leyes represivas en virtud de las cuales estas personas fueron encarceladas, incluida la draconiana Proclamación Antiterrorista.”
“Aunque los planes de cerrar el tristemente famoso centro de detención de Maekelawi son bien recibidos, el cierre de este centro no debe utilizarse para echar tierra sobre los atroces sucesos que tuvieron lugar en él. Durante años, Maekelawi funcionó básicamente como una cámara de tortura que las autoridades etíopes utilizaron para interrogar con brutalidad a todas las personas que se atreven a discrepar, entre ellas manifestantes pacíficos, periodistas y figuras de la oposición.”
“La apertura de un nuevo capítulo para los derechos humanos sólo será posible si las denuncias de tortura y otros malos tratos se investigan de manera efectiva y los responsables comparecen ante la justicia. También pedimos que se investiguen las decenas de desapariciones forzadas que tuvieron lugar desde 1991: no basta con poner en libertad a unos pocos disidentes pacíficos mientras sigue sin conocerse la suerte corrida por muchos otros.”