Desde su ascenso al poder el 15 de agosto, el movimiento fundamentalista de los talibanes procuró mostrar al mundo un rostro más amigable que el de aquel régimen oscurantista de 1996 a 2001. No obstante, en solo 75 días de su gobierno, ya se han denunciado evidentes retrocesos en materia de derechos humanos en lo que respecta al acceso de las mujeres a la educación y al trabajo, a la libertad de prensa, el derecho a la información y la representación política de los grupos minoritarios. También se han reportado casos puntuales de ejecuciones extrajudiciales y torturas en manos de funcionarios talibanes y la situación con las personas afganas desplazadas por la fuerza es extremadamente preocupante.
En su informe “Falsas promesas: 75 días bajo régimen talibán”, Amnistía Internacional Argentina repasa los sucesos que marcaron dos meses y medio de régimen talibán y las denuncias que la organización ha podido constatar en el terreno en lo que refiere a violaciones de los derechos humanos. Asimismo, enumera las múltiples acciones llevadas adelante a nivel local y mundial para reclamarle a la Argentina y al resto de los países un compromiso mayor con la grave situación que se evidencia en la nación asiática.
Los derechos de las mujeres ya están siendo vulnerados, ya que se les prohíbe trabajar (algunas se abstienen de hacerlo por miedo) y no se les da lugar en el nuevo gobierno. Asimismo, la represión de los manifestantes contrarios al régimen ha dejado heridos y muertos y los periodistas se enfrentan a importantes intimidaciones y registros domiciliarios, a la vez que se les impide trabajar mediante arrestos arbitrarios, detenciones y malos tratos. Las y los defensores de los derechos humanos, por su parte, temen por sus vidas y las de sus familias y algunas y algunos ya se han enfrentado a represalias. Y a ello se suman los innumerables obstáculos que enfrentan quienes intentan huir del regimen Talibán, desde nuevas trabas burocráticas a devoluciones sumarias.
“A pesar de la imagen que los talibanes intentan dar de sí mismos como un grupo reformado que protegerá los derechos de las mujeres y garantizará la libertad de expresión, cada vez está más claro que esas garantías no son tales. Los informes sobre asesinatos, torturas y el corte de suministros esenciales a civiles son pruebas de los crímenes de guerra cometidos por los talibanes”, sostiene Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
Esto supone una enorme responsabilidad para que la comunidad internacional adopte una postura firme para garantizar que se respeten los derechos humanos en Afganistán así como para garantizar el tránsito seguro y ordenado de las personas afganas que corren el peligro de ser atacadas por los talibanes. De igual modo, desde Amnistía Internacional Argentina se ha solicitado al gobierno argentino demostrar solidaridad con la población afgana desplazada mediante su admisión a través de vías complementarias, el reasentamiento y/o el visado humanitario de forma gratuita, con flexibilidad en los requerimientos documentales por razones humanitarias. Y reanudar y ampliar el esquema argentino de Patrocinio Comunitario, reafirmando la tradición nacional en materia de protección internacional y de solidaridad con las grandes crisis humanitarias, como la que se evidencia hoy en Afganistán.