Francia: las autoridades deben derogar la discriminatoria prohibición de vestir la abaya en escuelas públicas – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

Francia: las autoridades deben derogar la discriminatoria prohibición de vestir la abaya en escuelas públicas


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El 27 de agosto de 2023, en una entrevista televisiva en horario de máxima audiencia, Gabriel Attal, ministro de Educación de Francia, anunció que había decidido que “ya no se podría vestir la abaya en la escuela”.[1]


El 28 de agosto de 2023, sólo unos días antes de que se reanudaran las clases en los centros escolares tras las vacaciones de verano, el ministro confirmó en un discurso que llevar “vestimenta religiosa como la abaya o el qamis” estaría prohibido en todos los centros educativos públicos de Francia.[2] El ministro basó su decisión en el “rechazo del comunitarismo”[3] y afirmó que “las escuelas deben a toda costa [...] ser protegidas del proselitismo religioso”.[4]


El 31 de agosto de 2023 se publicó en el Boletín Oficial del Ministerio de Educación Francés una nota orientativa para directores e inspectores de centros escolares que confirmaba la prohibición de llevar abaya o qamis.[5] La nota preveía asimismo que, en caso de que el alumno o alumna no acatara la prohibición, el personal educativo debía iniciar un diálogo con él o ella y su familia. Y si este fracasaba, el responsable del centro escolar debía abrir automáticamente un procedimiento disciplinario —teniendo en cuenta que, con arreglo al código de educación francés, los procedimientos disciplinarios pueden dar lugar a expulsión del centro escolar.[6]


Las autoridades francesas entienden que esta nueva orientación viene a implementar aspectos de la ley de 15 de marzo de 2004 “que regula, en aplicación del principio de laicidad, el uso de prendas o símbolos que expresen filiación religiosa en las escuelas públicas”,[7] que, como ha señalado Amnistía Internacional, discrimina por motivos de raza, religión y género a las niñas musulmanas o tomadas por musulmanas en el disfrute de su derecho a la libertad de expresión y de religión o creencia, y en su acceso a la educación.[8]


El 4 de septiembre de 2023, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró en una entrevista que, si bien no quería que “los niños de confesión musulmana [y las niñas adolescentes] se sientan excluidos o incómodos en la escuela”, la abaya, en su opinión, era una forma de decir “soy diferente”. Y añadió que “vivimos en una sociedad con una minoría de personas que, secuestrando una religión, vienen a desafiar a la República y el laicismo; y eso a veces ha llevado a lo peor: no podemos fingir que el ataque terrorista y el asesinato de Samuel Paty no ocurrieron en nuestro país”, estableciendo un paralelismo entre el uso de la abaya y un violento y mortífero ataque contra un profesor de instituto.[9]


Además, el 5 de septiembre de 2023, en un documento interno, el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, pedía “una respuesta penal firme, rápida y sistemática” a los quebrantamientos del principio de laicidad en las escuelas, y decía que “los abusos que puedan cometerse [...] requerirán necesariamente una respuesta penal contundente”.[10]


El 7 de septiembre de 2023, la asociación Action Droits des Musulmans presentó una demanda urgente ante el Consejo de Estado en la que alegaba violaciones de los derechos a la privacidad, la libertad de religión y la educación e incumplimiento de los principios del respeto del interés superior del menor y la no discriminación. Los magistrados del Consejo de Estado resolvieron que la prohibición de vestir abaya y qamis no conculcaba esos derechos de manera grave y manifiestamente ilegal, y que llevar tales prendas en la escuela formaba parte de un proceso de afirmación religiosa, como demostraban los comentarios vertidos en debates con alumnos, y por tanto estaba prohibido por la ley de 2004.[11]


El 8 de septiembre de 2023, tres sindicatos presentaron otra demanda ante el Consejo de Estado en la que acusaban al Ministerio de Educación de incompetencia para decidir lo que es de naturaleza religiosa,[12] y alegaban que, dado que la abaya no puede considerarse una prenda religiosa propiamente dicha, su prohibición se basaría necesariamente en el supuesto origen o religión del estudiante, y por tanto crearía discriminación.[13]


DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES Y NIÑAS MUSULMANAS


Ni la Ley de 2004 ni el Boletín mencionan expresamente a la comunidad musulmana ni la religión islámica; sin embargo, ambos delatan una excesiva atención a las personas musulmanas y tomadas por musulmanas, sobre todo a las mujeres y las niñas. Esta atención excesiva a las alumnas musulmanas o tomadas por musulmanas se confirma en declaraciones de varias autoridades, entre ellas el presidente de Francia.[14]


Para empezar, las autoridades francesas no ofrecen una definición clara de abaya ni de qamis. El boletín sólo se refiere al hecho de que “el uso de este tipo de prendas, que manifiestan ostensiblemente una filiación religiosa en el entorno escolar, no puede tolerarse”[15] y, por tanto, asume que son prendas religiosas.[16]


Abaya y qamis son palabras del árabe que se refieren a prendas de vestir tradicionales en países del Magreb y del Golfo así como en África Occidental.[17] Abaya designa una prenda de vestir femenina suelta, parecida a una túnica, que cubre el cuerpo hasta las muñecas y los tobillos. Sin embargo, también puede significar cualquier tipo de vestido y abrigo.


Qamis designa una túnica larga que queda por encima de los tobillos o a la altura de las pantorrillas. El término también puede referirse a una camisa.


La falta de claridad que se deriva de la suposición de que unas prendas indefinidas son religiosas, así como la invocación del concepto de laicismo para justificar esta prohibición, pueden dar lugar a prácticas discriminatorias y arbitrarias del personal escolar, y los medios de comunicación ya están informando de casos de abuso.[18] De hecho, ahora el personal escolar tiene que decidir lo que es abaya o qamis sin unos criterios objetivos, y corre el riesgo de discriminar a alumnos basándose en su nombre, su color de piel y su (supuesta) religión (en este caso el islam).


Por tanto, esta prohibición alimenta una persistente retórica racista y discriminatoria por parte de figuras políticas que equiparan el islam al terrorismo, y cargada de conceptos imprecisos como “islam político”, “islam radical”, “separatismo islamista” y “comunitarismo” que a menudo se utilizan indistintamente.[19] Las personas musulmanas y tomadas por musulmanas son calificadas de “radicalizadas” o de “amenaza terrorista” con excesiva frecuencia sólo por ejercer su derecho a manifestar su religión o creencia y a la libertad de expresión. Esto se extiende a niños y niñas, a menudo tratados como sospechosos.


Sin embargo, Francia ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, entre otros instrumentos internacionales de derechos humanos, y está obligada a cumplir la Directiva de la Unión Europea relativa a la Aplicación del Principio de Igualdad de Trato de las Personas Independientemente de su Origen Racial o Étnico; en todos ellos se prohíbe la discriminación racial y religiosa.[20]


En los últimos 20 años, las autoridades francesas no han parado de regular y legislar sobre la vestimenta de las mujeres y niñas musulmanas, impulsadas por prejuicios contra ellas, y han afianzado la discriminación de género ejercida contra las mujeres y niñas musulmanas o tomadas por musulmanas.[21]


Desde 2003, defensoras de las mujeres musulmanas que se opusieron a la mencionada ley de 2004 —que dio lugar a la prohibición del uso del hiyab a las alumnas de escuelas públicas francesas— advirtieron de que el Estado francés no iba a “detenerse” con la prohibición del hiyab, sino que continuaría regulando la vestimenta de las mujeres y niñas musulmanas. Amnistía Internacional teme que esta nueva prohibición forme parte de esa continuidad.


De hecho, aunque oficialmente la prohibición se refiere a prendas de hombres (qamis) y de mujeres (abaya), el discurso público —es decir, las declaraciones de representantes gubernamentales y la información sobre el tema en los medios de comunicación— se centra principalmente en la abaya.[22] Esta atención desproporcionada a las mujeres y las niñas en el discurso parece tener también efectos desproporcionados y de discriminación de género sobre el terreno. Hasta la fecha, los medios de comunicación sólo han publicado información referida a casos de niñas a quienes su centro escolar había pedido que no usara la prenda o había enviado a casa por negarse a hacerlo, [23] y las autoridades francesas no han comunicado casos de niños a los que se haya pedido que no usen la prenda, ni Amnistía Internacional sabe de ninguno.


Sin embargo, las normas asociadas a códigos de vestimenta suelen reflejar estereotipos de género que tienen efectos desproporcionados en las mujeres y las niñas y son causas subyacentes de las violaciones de derechos humanos que sufren. Estados y agentes no estatales ansían controlar el cuerpo y las decisiones de las mujeres. Se consideran legitimados para regular opciones relativas a los roles sociales y la apariencia de las mujeres y las niñas, incluida su decisión de llevar o no atuendos religiosos y culturales, como representación simbólica de los valores de una comunidad, independientemente de que estos valores sean compartidos o no por las personas a las que se imponen.


Los códigos indumentarios forzosos, tanto si obligan a llevar determinados símbolos y prendas como si prohíben llevarlos, son una manifestación de actitudes discriminatorias subyacentes y reflejan la voluntad de controlar el cuerpo de las mujeres y las niñas y de negar su autonomía personal.[24]


No obstante, Francia ha ratificado, entre otros instrumentos internacionales de derechos humanos, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y, por tanto, debería tomar medidas para combatir los estereotipos de género y promover los valores de la igualdad y la no discriminación en razón del género.[25]


DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DE RELIGIÓN O CREENCIA


Tanto el Boletín del Ministerio de Educación francés como las declaraciones del presidente y los ministros y la resolución del Consejo de Estado parecen basarse en dos motivos para justificar la prohibición del qamis y la abaya: la protección del “laicismo” como valor central del Estado francés y la protección de las escuelas frente al “comunitarismo”, el “proselitismo”, “una minoría que usa indebidamente la religión” y “gente capaz de lo peor”.[26]


Sin embargo, toda restricción de los derechos a la libertad de expresión[27] y a la libertad de religión o creencia[28] debe pasar una estricta prueba formada por tres requisitos: estar prescrita en la ley; tener un propósito legítimo concreto que permita el derecho internacional, como la protección de la seguridad nacional, el orden público, la salud pública, la moral o la protección de los derechos de los demás; y que pueda demostrarse que es necesaria y proporcionada a ese fin.


Proteger el laicismo no es, con arreglo al derecho internacional de los derechos humanos, un motivo admisible para prohibir en general el uso de prendas y símbolos religiosos y culturales a los estudiantes, ni para restringir derechos humanos como la libertad de expresión y la libertad de religión o creencia. Una prohibición podría estar justificada en algunas circunstancias, por ejemplo para proteger los derechos de los demás y así garantizar que no se presiona a la infancia para que abrace o manifieste una religión o creencia específica, entre otras cosas llevando determinadas prendas y símbolos religiosos y culturales. Sin embargo, una prohibición general como la aprobada en Francia, que es aplicable en todos los centros escolares y en todo el territorio nacional, no es una medida proporcionada.[30]


Además, a la hora de adoptar e implementar cualquier restricción de estos derechos, el Estado tiene el deber de aportar las pruebas necesarias de su legitimidad, necesidad y proporcionalidad y de evaluar los efectos discriminatorios que esas restricciones puedan tener sobre grupos específicos.


Hasta la fecha, las autoridades francesas no lo han hecho en relación con la prohibición de la abaya y el qamis; en cambio, han afianzado la discriminación y estigmatización contra las personas musulmanas y tomadas por musulmanas, han reforzado los estereotipos racistas y han retratado al hombre musulmán como intrínsecamente violento, a la mujer musulmana como víctima inherente, y a ambos como amenazas para la seguridad nacional.


DERECHO A LA EDUCACIÓN


El 5 de septiembre de 2023, día siguiente de la vuelta del alumnado francés a la escuela y de la nueva prohibición de la abaya y el qamis, el ministro de Educación afirmó que 298 estudiantes se habían presentado en su centro escolar vistiendo la abaya y 67 se habían negado a dejar de usarla cuando el personal del centro se lo había pedido. El ministro especificó que estas alumnas habían sido enviadas a casa y añadió que “volverán en los próximos días, ya que tienen que ir al colegio, y entonces veremos si han acatado la norma o no”.[31]  


Sin embargo, impedir a un alumno o alumna asistir a clase es una violación de su derecho a la educación que incumple claramente la obligación de Francia de garantizar que todo el alumnado tiene acceso a la educación sin discriminación, como proclaman diversos tratados ratificados por Francia, entre ellos el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención sobre los Derechos del Niño.[32]


Además, en su informe provisional de 2015, el Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias, Heiner Bielefeldt, afirmaba lo siguiente: “La presión que se ejerce sobre los niños en las escuelas con el objetivo, por ejemplo, de alejarlos de su religión o creencias, podría constituir de nuevo una violación simultánea de los derechos del niño y los de sus padres. Además, en muchos de estos casos, podrían estar en juego los derechos de las personas pertenecientes a minorías religiosas”.[33]


Por último, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales afirma en su Observación general sobre la no discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales, que la religión es un “motivo prohibido de discriminación [y] comprende la religión o creencia que se elija (o el hecho de no profesar ninguna), individualmente o en una comunidad, que se manifieste pública o privadamente en el culto, la observancia, la práctica y la enseñanza”. [34]


Sin embargo, como ya se ha mencionado, cientos de alumnos y alumnas de Francia se han visto afectados por esta prohibición y es probable que sus efectos aumenten con el tiempo. La prohibición general de prendas y símbolos religiosos y culturales aplicada a estudiantes es una forma de discriminación religiosa y racial y conculca su derecho a la libertad de expresión, pensamiento, creencia y educación; además, según los datos de que dispone Amnistía Internacional, tiene efectos desproporcionados y discriminatorios en las mujeres y las niñas.


RECOMENDACIONES


En un contexto general de actuación selectiva contra las personas musulmanas en Francia, sobre todo mujeres y niñas, ejercida de manera incansable y durante décadas, Amnistía Internacional ve con suma preocupación los continuos incumplimientos por parte de Francia de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y sus consecuencias para la vida de las personas musulmanas y tomadas por musulmanas en Francia.


Amnistía Internacional pide a las autoridades francesas, y en concreto al presidente y al ministro de Educación, que, como mínimo:




  • deroguen la prohibición del uso de la abaya y el qamis en centros escolares públicos;

  • respeten, protejan y hagan efectivos los derechos a la libertad de expresión, religión, creencia y educación de todas las personas, y especialmente de las niñas musulmanas y tomadas por musulmanas, para que puedan llevar la abaya y otras prendas o símbolos religiosos y culturales sin sufrir discriminación.

  • se abstengan de instrumentalizar el discurso público por intereses políticos con nocivos discursos y declaraciones estereotipadas que estigmatizan a las personas musulmanas y tomadas por musulmanas, y que en su lugar promuevan los valores de la no discriminación.

  • dejen de homogeneizar el diferente significado que puede tener la abaya para las mujeres y las niñas que quieren llevarlo y de basarse en nocivos estereotipos sobre religiones, tradiciones o culturas para restringir los derechos humanos de personas concretas, y que en su lugar promuevan la igualdad de género y la autonomía corporal de las mujeres y las niñas.


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