“La violencia ejercida contra la policía el sábado no es excusa para que los agentes actúen de forma descontrolada en todas partes. Las terribles escenas que se vivieron en la estación de metro Prince Edward, donde transeúntes pacíficos se vieron atrapados en el tumulto, fueron totalmente contrarias a las normas internacionales sobre actuación policial.
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“Las imágenes de vídeo muestran a la policía irrumpiendo en el vagón de tren y golpeando reiteradamente con porras a personas que no suponían amenaza alguna. Se utilizaron pulverizadores de pimienta en un vagón en el que la gente no tenía forma de salir, y se prohibió al personal médico entrar en la estación. También resulta alarmante la imagen en la que un agente parece apuntar un lanzador de granadas de esponja a corta distancia de quienes iban en el vagón. Semejantes tácticas policiales ilegítimas siguen agravando la situación, en vez de tranquilizarla.
“También hay graves interrogantes respecto al despliegue de agentes de incógnito entre los manifestantes, y sobre si incitaron a la violencia. Los agentes infiltrados jamás deben actuar como provocadores. Esto crea desconfianza y sospechas, y siembra la división entre personas que tienen el derecho de reunirse y asociarse.
“Es la primera vez que la policía utiliza un tinte azul para los cañones de agua, que puede dejar señaladas indiscriminadamente a gran número de personas, incluidos transeúntes y periodistas. Estas tácticas suponen una verdadera amenaza para las libertades de expresión, y reunión pacífica y el derecho a un juicio justo. La operación policial del sábado no hace más que subrayar la necesidad urgente de que haya una investigación independiente y adecuada de la actuación policial en las protestas.”