El número de personas que presuntamente han muerto en las manifestaciones que estallaron en Irán el 15 de noviembre se eleva al menos a 208; así lo ha manifestado Amnistía Internacional, basándose en informes verosímiles que ha recibido. Es probable que la cifra real sea superior.
Una de las ciudades con mayor número de víctimas mortales es Shahriar, provincia de Teherán, donde se han registrado decenas de muertes.
“Este alarmante índice de víctimas mortales es una prueba más de que las fuerzas de seguridad comenzaron un terrible baño de sangre que ha causado al menos 208 víctimas mortales en menos de una semana. Esta escandalosa cifra de personas muertas pone de manifiesto el vergonzoso desprecio de las autoridades iraníes por la vida humana”, ha afirmado Philip Luther, director de Investigación e Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Los responsables de esta sangrienta represión de las manifestaciones deben ser obligados a rendir cuentas de sus actos. Dado que las autoridades iraníes han demostrado con anterioridad su escasa disposición a realizar investigaciones independientes, imparciales y efectivas sobre los homicidios ilegítimos y otras formas de uso arbitrario de la fuerza contra manifestantes, pedimos a la comunidad internacional que ayude a garantizar la rendición de cuentas.”
Según información recopilada por Amnistía Internacional, familiares de víctimas han recibido amenazas y la advertencia de que no hablen con los medios de comunicación ni celebren funerales por sus seres queridos. Además, se ha extorsionado a algunas familias exigiéndoles un pago por recuperar los cadáveres de sus seres queridos.
Abundantes imágenes de vídeo verificadas y analizadas por el Cuerpo de Verificación Digital de Amnistía Internacional muestran a las fuerzas de seguridad disparando contra manifestantes desarmados.
Amnistía Internacional ha hecho el cómputo de víctimas mortales basándose en informes cuya verosimilitud ha comprobado entrevistando a múltiples fuentes dentro y fuera de Irán, incluidos familiares de víctimas, periodistas y activistas de derechos humanos que han participado en labores de recopilación de información, y después cotejando los datos.