Las autoridades y la policía local jamaicanas promueven en las comunidades marginadas una cultura de miedo entre las mujeres y sus familias para encubrir miles de presuntos homicidios policiales ilegítimos, en un contexto de injusticia sistemática; así lo afirma Amnistía Internacional en un informe.
En Waiting in vain: Unlawful police killings and relatives’ long struggle for justice, la organización analiza el catálogo de tácticas ilegales empleadas por la policía jamaicana en todo el país para asegurarse de que los familiares de las víctimas de homicidio ilegítimo no exijan justicia, verdad y reparación por la muerte de sus seres queridos. Tales tácticas incluyen el uso sistemático de amenazas, intimidación y acoso contra los familiares en sus casas y lugares de trabajo, en hospitales y hasta en entierros.
“La escandalosa cultura de miedo y violencia que impera en Jamaica permite a los agentes de policía cometer impunemente cientos de homicidios ilegítimos cada año. Una escalofriante ausencia de justicia es la norma”, señalaron desde Amnistía Internacional.
“Matar ilegalmente a jóvenes y aterrorizar a sus familiares para que callen parece ser la alternativa a la investigación adecuada de los crímenes. La política de las autoridades jamaicanas en los últimos 20 años frente al problema de la delincuencia, consistente en “combatir la violencia con violencia”, no sólo es corta de miras, sino que ha resultado completamente ineficaz para abordar las causas originarias de la violencia.”
Los índices de homicidios registrados en Jamaica están desde hace tiempo entre los más altos de mundo. Sólo en 2015 hubo 43 asesinatos por cada 100.000 habitantes. El 8 % fue a manos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Desde el año 2000, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Jamaica al parecer han matado a más de 3.000 personas, en su mayoría varones jóvenes de comunidades marginadas. A pesar de los indicios abrumadores de la participación de la policía en los crímenes, según la información de que dispone Amnistía Internacional, sólo unos pocos agentes han sido declarados culpables de asesinato desde entonces.
Tácticas policiales ilegales
La policía jamaicana sigue recurriendo a tácticas ilegales después de realizar disparos con resultado de muerte; son prácticas bien documentadas que vienen utilizando desde hace tiempo. Incluyen alterar la escena del crimen, colocar armas a las víctimas y amenazar a sus familiares para que no denuncien abusos ante las autoridades.
Muchos familiares de personas que han muerto a manos de la policía han sufrido acoso en sus casas, en los tribunales, en hospitales y hasta en el entierro de sus seres queridos.
Las familias dijeron que los parientes varones de las víctimas habían sido detenidos ilegalmente y golpeados mientras estaban bajo custodia. En varios casos, agentes de policía habían matado a testigos en presuntas ejecuciones extrajudiciales, según los familiares. Al parecer, mujeres emparentadas con víctimas habían tenido que huir de sus comunidades, e incluso del país, debido a la intensidad del acoso y la intimidación que ejercía la policía contra ellas. Las familias con ingresos bajos prácticamente no tenían otra salida que quedarse en su comunidad, y vivían con un miedo extremo a sufrir represalias.
A Shaniel Coombs lo mataron presuntamente unos agentes de policía en Rennock Lodge, en el este de Kingston, el 10 de mayo de 2014; su tía contó lo siguiente a Amnistía Internacional: “Estábamos velando el cadáver en casa. Vino la policía, eran muchos, levantaron el ataúd... y lo sacaron de la casa... Tuve que llamar al ministro para pedirle que nos permitiera llorar su pérdida en paz. Supongo que el ministro los llamó y entonces se fueron. Pero han estado acosando terriblemente a mi familia.”
El hermano de Nakiea Jackson, quien dirigía un restaurante y murió por disparos de la policía el 20 de enero de 2014 en el centro de Kingston, dijo: “El primer día, la sala del tribunal estaba llena de agentes de policía [...] Venían a ver quiénes eran los testigos [...] para intimidarlos. El juez les ordenó que desalojaran la sede judicial. Muchas veces, la policía hace acto de presencia sólo para intimidar.”
Justicia ausente
Los esfuerzos de las autoridades jamaicanas han contribuido en cierta medida a reducir el número de homicidios ilegítimos cometidos por la policía, que ha bajado a la mitad entre 2014 y 2015.
Pero, hasta ahora, sus iniciativas no han servido para resolver los problemas estructurales que permiten a las fuerzas de seguridad seguir matando a multitud de personas y eludir la acción de la justicia.
Muchas de las personas entrevistadas por Amnistía Internacional creen que, más que a una reforma estructural del funcionamiento interno de la policía, la reducción de los homicidios podría deberse a una tregua momentánea causada por el efecto disuasorio inicial de la labor de investigación y enjuiciamiento del mecanismo de supervisión de la policía establecido en 2010 y denominado Comisión Independiente de Investigaciones (INDECOM, por sus siglas en inglés).
Según un informe publicado en 2008 por la Facultad de Derecho de la Universidad George Washington, con sede en Estados Unidos, y Jamaicanos por la Justicia, menos del 10 % de los casos de homicidio policial registrados desde 1999 habían llegado a los tribunales penales.
Tras crear la INDECOM, Jamaica estableció un Tribunal Especial del Pesquisidor en 2011 encargado de investigar los casos de presunto homicidio policial. Sin embargo, la exigua partida presupuestaria asignada al tribunal merma gravemente su capacidad.
A fecha de julio de 2016, la INDECOM había acusado de diversos delitos a casi un centenar de agentes pero, debido a la acumulación de casos y los retrasos crónicos del sistema de justicia, sólo en ocho casos el juicio ha llegado a término, y en ellos sólo se ha conseguido un fallo condenatorio por asesinato.
En 2013, el Tribunal Especial del Pesquisidor tenía acumulados 300 casos pendientes, y en 2016, la INDECOM tiene más de 1.000 investigaciones abiertas.
El miedo y la falta de acceso a asistencia letrada gratuita disuaden a los testigos de conducta policial indebida de presentarse. En cambio, se proporciona representación letrada a todos los agentes de policía.
La hermana de Aneika Hayden, quien perdió la vida en una operación de control policial en 2009, contó lo siguiente a Amnistía Internacional: “Incluso si intentas seguir el caso, hay veces que no tienes para pagar el billete del autobús, no tienes dinero ni para ir [al tribunal]. Pierdes la esperanza. Porque te enfrentas a un gigante. Y piensas: ¿cómo voy a ganar? Es el gobierno. Y tú, un pobre hombre que se enfrenta al gobierno. Es imposible que puedas ganar en esa causa.”
Amnistía Internacional es consciente de que las fuerzas de seguridad de Jamaica trabajan en condiciones difíciles. Según oficiales superiores de la policía, es muy difícil que los agentes duren en sus puestos debido a las condiciones: largas jornadas laborales, bajos salarios, respeto limitado a la conciliación de la vida personal y laboral, y condiciones peligrosas de trabajo. En 2015 renunciaron 415 agentes de policía. Entre 2005 y 2015, 27 agentes de policía de servicio resultaron muertos en operaciones de seguridad.
“Si las autoridades jamaicanas son sinceras en su intención de solucionar los escandalosos índices de violencia y homicidios por parte de la policía en el país, deben promover con urgencia una reforma profunda de la fuerza policial y del sistema de justicia, para abordar no sólo el número de homicidios policiales sino también las causas originarias del problema”, concluyeron desde AI.
Más información:
Waiting in vain: Unlawful police killings and relatives’ long struggle for justice (Informe, 23 de noviembre de 2016)
https://www.amnesty.org/es/documents/amr38/5092/2016/en/