Amnistía Internacional Argentina despide con dolor a Juan Gelman, muerto esta semana en México, a los 83 años. Además de un notable poeta, que con el Premio Cervantes alcanzó la más importante distinción literaria de la lengua española en 2007, fue un símbolo de la lucha contra la impunidad por las violaciones a los derechos humanos cometidas en la década del 70 por las dictaduras del Cono Sur.
Su hijo, Marcelo Gelman, y su nuera, María Claudia García que estaba embarazada, fueron secuestrados en Buenos Aires en 1976. Su hijo fue ejecutado y su nuera fue trasladada a un centro clandestino de detención en Uruguay, en el marco del Plan Cóndor, con el cual las dictaduras de América Latina colaboraron mutuamente y coordinaron la represión ilegal. La nieta de Gelman, Macarena, nació en cautiverio en noviembre de 1976, y su verdadera identidad fue establecida en 2000, cuando a los 23 años conoció a su abuelo.
Los restos de Marcelo Gelman fueron encontrados en 1989 y los responsables de su muerte fueron condenados por la justicia argentina. En cambio, María Claudia García continúa desaparecida. Juan Gelman y su nieta acudieron ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para que se declare inválida la llamada Ley de Caducidad uruguaya, que impide juzgar los delitos cometidos por la dictadura en ese país. En 2011, la Corte declaró que la Ley de Caducidad es incompatible con la Convención Americana sobre Derechos Humanos y al año siguiente Uruguay reconoció su responsabilidad por la desaparición forzada de María Claudia García, y por el secuestro y privación de identidad de María Macarena Gelman. Amnistía Internacional considera que este hecho es parcial y llama al Estado uruguayo a reconocer su responsabilidad por los delitos cometidos durante la dictadura ante todas las víctimas y sus familiares así como frente a toda la sociedad uruguaya. Luego de la muerte de Juan Gelman, su lucha contra la impunidad continúa.