Amir y Nour se conocieron en el barrio antiguo de Alepo. En 2012, él terminó la universidad, lo que suponía que tenía que hacer el servicio militar. Pero no quería, porque ello significaba participar en la guerra. Por ese motivo, huyó a Egipto y, de allí, a Turquía. Sin embargo, dejó atrás el amor de su vida, Nour, que se quedó con su familia en Alepo. Un año después, Amir decidió que no aguantaba más tiempo separado de ella y entró a escondidas en Siria para buscarla (de haber entrado por las vías regulares, lo habrían obligado a hacer el servicio militar).
Amir y Nour huyeron de Alepo bajo el ruido de las balas, cruzando una calle en la que dos grupos enfrentados disparaban a todo el mundo, mientras caían personas muertas a su alrededor. Nour estaba embarazada. Juntos, huyeron a Turquía, donde rehicieron sus vidas. Amir alquiló incluso un lugar con habitaciones de sobra para alquilárselas a otras personas refugiadas sirias, a fin de ayudarlas a asentarse en Turquía. Todo cambió con el fallido golpe de Estado de julio de 2016 en Turquía: a partir de ese momento dejó de ser seguro trabajar y vivir en ese país. Por ese motivo solicitaron ser reasentados en Canadá, solicitud que fue aceptada en 2016.
Desde su llegada a Toronto, han abierto un restaurante sirio y un puesto de comida en la calle. Están esperando otro bebé y sus avances son sorprendentes: después de sólo un año estudiando inglés, ya lo hablan muy bien.