Migrantes en la Misrata
Las autoridades libias, europeas y panameñas deben garantizar que al menos 79 personas refugiadas y migrantes que están a bordo de un buque mercante en el puerto de Misrata no son obligadas a desembarcar para ser llevadas a un centro de detención libio donde podrían sufrir tortura y abusos. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy.
Las personas refugiadas y migrantes, entre las que se encuentran menores de edad, fueron encontradas cuando trataban de llegar a Europa en una embarcación cruzando el Mediterráneo. Amnistía Internacional tiene entendido que en la operación, llevada a cabo por el buque mercante Nivin, participaron autoridades marítimas de Italia y Malta. Bajo bandera panameña, el Nivin recogió al grupo en el Mediterráneo central el 8 de noviembre y lo devolvió a Libia, en lo que parece ser una clara violación del derecho internacional, ya que Libia no puede considerarse un lugar de desembarco seguro.
“La protesta a bordo del buque ahora atracado en Misrata indica claramente las terribles condiciones a las que se enfrentan las personas refugiadas y migrantes en los centros de detención de Libia, donde están habitualmente expuestas a tortura, violación, palizas, extorsión y otros abusos”, ha declarado Heba Morayef, directora de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Ya es hora de que las autoridades libias pongan fin a la despiadada política de detener ilegalmente a personas refugiadas y migrantes. Ninguna persona debe ser devuelta a Libia para ser recluida en condiciones inhumanas y sufrir tortura y otros malos tratos.”
Al igual que la mayoría de las personas refugiadas y migrantes que atraviesan Libia, algunas de las que viajaban en el buque contaron a Amnistía Internacional que habían sido sometidas a terribles abusos contra los derechos humanos, incluidos extorsión, malos tratos y trabajo forzado, lo cual coincide en gran medida con lo documentado anteriormente por la organización. Una de las personas que viajaban a bordo dijo a Amnistía Internacional que ya había estado en ocho centros de detención distintos en Libia y que prefería “morir antes que volver allí”.
Catorce personas que accedieron a abandonar el buque ayer, entre ellas un bebé de cuatro meses, han sido llevadas a un centro de detención.
La noticia se ha recibido entre información que indica que algunas personas refugiadas y migrantes recluidas en centros de detención en Libia se están viendo impulsadas a quitarse la vida. Según la información recibida, un joven eritreo trató de suicidarse esta misma semana. El mes pasado, un somalí del mismo centro de detención murió tras prenderse fuego a sí mismo.
“Sin poder regresar a sus hogares por el miedo a la persecución, y con muy pocas oportunidades de reasentamiento en un tercer país, para la mayoría de ñas personas refugiadas y solicitantes de asilo que están en los centros de detención libios su única opción es permanecer detenidas, pese a estar expuestas a graves abusos.”
“Europa ya no puede seguir haciendo caso omiso de las catastróficas consecuencias de sus políticas para contener la migración a través del Mediterráneo. La protesta a bordo de este buque debería servir de señal de alarma que indique a los gobiernos europeos y a la comunidad internacional en general que Libia no es un país seguro para las personas refugiadas y migrantes”, ha manifestado Heba Morayef.
“En virtud del derecho internacional, no debe enviarse a nadie a un lugar donde su vida corra peligro. Los gobiernos europeos y Panamá deben trabajar con las autoridades libias con el fin de buscar una solución para las personas a bordo del buque, de manera que se garantice que no terminan recluidas indefinidamente en centros de detención libios en los que la tortura es una práctica extendida.”
“Además, la comunidad internacional debe hacer más para incrementar el número de personas refugiadas que está dispuesta a reasentar, aumentar el acceso para quienes solicitan asilo y ofrecer rutas alternativas hacia la seguridad para miles de personas varadas en Libia que no vislumbran el final de su sufrimiento.”
Amnistía Internacional pide asimismo a las autoridades libias que aceleren la apertura del largamente esperado centro de procesamiento que albergará a hasta 1.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo y permitirá sacarlas de los centros de detención.
Esta misma semana, Amnistía Internacional puso de manifiesto que en condiciones atroces en centros de detención libios, en una situación sin salida.