Los líderes del G20 que asisten a la cumbre virtual que se celebra este fin de semana en Arabia Saudí deben llamar la atención de las autoridades saudíes por su descarada hipocresía sobre los derechos de las mujeres. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy. El empoderamiento de las mujeres ocupa un lugar destacado en la
agenda de Arabia Saudí para el G20, pese a que las activistas que encabezaron campañas en favor de los derechos de las mujeres se consumen en prisión o se enfrentan a juicio.
Amnistía Internacional insta a los líderes del G20 a unirse al llamamiento por la liberación inmediata e incondicional de Loujain al-Hathloul, Nassima al-Sada, Samar Badawi, Nouf Abdulaziz y Maya’a al-Zahrani, detenidas en 2018 por su trabajo de derechos humanos.
“Para las autoridades saudíes, la cumbre del G-20 es un punto crítico: es el momento en el que pueden promover ante el mundo su agenda de reformas, y mostrar que su país está abierto a hacer negocios. Mientras tanto, las auténticas reformistas de Arabia Saudí están entre rejas”, ha declarado Lynn Maalouf, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“En lugar de seguir la corriente al embellecido discurso del gobierno saudí, los líderes del G20 deben aprovechar esta cumbre para defender a las valientes activistas cuyo auténtico compromiso para con el empoderamiento de las mujeres les ha costado la libertad.”
En los últimos años, las autoridades saudíes han tratado de remodelar su imagen mediante
costosas campañas de relaciones públicas en las que han presentado al príncipe heredero, Mohammed bin Salman, como reformista. En junio de 2018 se levantó oficialmente la prohibición de que las mujeres condujeran vehículos, una decisión muy publicitada que se presentó como prueba de progreso. Sin embargo, durante las semanas anteriores, muchas de las defensoras saudíes más destacadas en favor del derecho de las mujeres a conducir vehículos habían sido detenidas y recluidas.
Las auténticas reformistas de Arabia Saudí
Loujain al-Hathloul, una de las defensoras saudíes más reconocibles del derecho a conducir vehículos, fue detenida en una oleada de represión emprendida en mayo de 2018 contra quienes hacían campaña en favor de los derechos de las mujeres. Loujain al-Hathloul ya había sido detenida anteriormente en 2014 y había permanecido recluida 73 días. Tras su liberación siguió haciendo campaña contra la prohibición de conducir vehículos y contra el sistema de tutela masculina, antes de ser detenida de nuevo en mayo de 2018 junto con otras mujeres. Desde entonces permanece recluida, mientras las demás mujeres se enfrentan aún a juicio.
Loujain al-Hathloul lleva en huelga de hambre desde el 26 de octubre, como protesta por la negativa de las autoridades a permitirle un contacto regular con su familia. Según los informes, se encuentra débil y agotada, y crece la preocupación por su salud.
Nassima al-Sada y Samar Badawi fueron detenidas en agosto de 2018. Samar Badawi es una activista que ha hecho campaña enérgicamente contra la prohibición de conducir y contra el encarcelamiento de su ex esposo, el abogado de derechos humanos Waleed Abu al-Khair, y su hermano, el bloguero Raif Badawi. Nassima al-Sada lleva muchos años haciendo campaña por los derechos civiles y políticos, los derechos de las mujeres y los derechos de la minoría chií en la provincia Oriental de Arabia Saudí.
Nouf Abdulaziz es una bloguera y periodista que
escribió sobre una serie de cuestiones de derechos humanos antes de ser detenida en junio de 2018. Poco después de su detención, la también activista Maya’a al-Zahrani publicó un blog en el que pedía su liberación; también ella fue detenida unos días después.
Las cinco mujeres permanecen detenidas; algunas han sido sometidas a tortura o malos tratos y han sido recluidas en régimen de aislamiento.
Mientras tanto, desde que asumieron la presidencia del G20, las autoridades saudíes han
publicitado nuevas iniciativas sobre las oportunidades de empleo de las mujeres, y en su agenda presidencial afirman que tienen un “firme compromiso” de empoderar a mujeres y niñas.
Derechos humanos: el capítulo que falta en la Visión 2030
El 2017, Arabia Saudí lanzó Visión 2030, un plan para diversificar la economía y crear más oportunidades para mujeres y jóvenes
Antes de la cumbre de esta semana, un grupo de activistas saudíes lanzó lo que denominó una “Visión popular de reforma”, en la que exponía 13 cuestiones de derechos humanos sobre las que piden a las autoridades que actúen. Abdullah Alaoudh, uno de sus promotores, lo describió como “el capítulo que creemos que falta en la Visión 2030 saudí”.
La “Visión popular” pide la liberación de todos los presos y presas de conciencia, así como el respeto de los derechos de las mujeres y los derechos de las personas migrantes, la abolición de la pena de muerte y el fin de las violaciones del derecho internacional en Yemen.
“Este fin de semana, para obtener oportunidades de negocios y un aplauso político, las autoridades saudíes hablarán de las reformas promovidas por activistas encarceladas”, ha declarado Lynn Maalouf.
“Instamos a los líderes del G20 a pronunciarse contra esta descarada hipocresía. Las activistas que siguen luchando por los derechos humanos en Arabia Saudí son las auténticas voces en favor de la reforma, y deben ser escuchadas, no encerradas.”
Acciones por la liberación de las activistas
En las últimas semanas, activistas de Amnistía Internacional en más de 22 países, como Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón o Turquía han puesto en marcha la campaña #FreeSaudiWomen, para pedir la liberación de las defensoras de derechos humanos detenidas en Arabia Saudí por defender los derechos de las mujeres.
En España, son más de 56 las ciudades, entre ellas, Albacete, Badajoz, Barcelona, Burgos, Lugo, Madrid o Zaragoza, donde activistas de la organización han salido a la calle para sensibilizar y movilizar a la ciudadanía de sus localidades. Para ello, durante los meses de octubre y noviembre, han escenificado en espacios públicos y difundido en redes sociales escenas cotidianas con situaciones que están o han estado prohibidas en Arabia Saudí para las mujeres, como por ejemplo, acceder a un restaurante, a una reunión de trabajo o a eventos deportivos sin verse sometidas a la segregación por sexos, así como matricularse en determinados estudios universitarios sin el permiso de un pariente masculino. En Arabia Saudí, las mujeres llevan décadas sometidas al sistema de tutela masculina, un conjunto de leyes represivas que han impuesto restricciones a derechos como casarse, trabajar o estudiar, lo que limita amplios aspectos de sus vidas.