“¿Cuántos años llevamos luchando contra el sistema de kafala? ¿Por qué no nos reconocen nuestros derechos?”, pregunta una trabajadora doméstica migrante.
Miles de mujeres de países africanos y asiáticos se separan de sus seres queridos cada año para trabajar en el servicio doméstico en Líbano, con la esperanza de un futuro mejor. Pero allí terminan siendo excluidas del derecho laboral y atrapadas en el sistema de kafala.
El sistema de kafala impone a las trabajadoras migrantes un compromiso con el mismo empleador durante toda su estancia en Líbano, de manera que, si se despiden o cambian de trabajo sin su permiso, pueden perder la residencia legal. Esto significa que estas trabajadoras están expuestas a sufrir explotación y abusos, como jornadas interminables de trabajo, ningún día de descanso, impago de salarios, graves restricciones de circulación y comunicación, y abusos verbales, físicos y sexuales.
A pesar de todo, muchas de estas trabajadoras siguen luchando sin descanso por el reconocimiento de sus derechos. Sin embargo, cuando un grupo de mujeres del servicio doméstico formaron un sindicato en 2015, el primero de su clase en la región, el entonces ministro de Trabajo lo consideró ilegal. Algunas de sus organizadoras fueron incluso deportadas.
“El servicio doméstico es trabajo, y quienes lo ejercen también tienen derechos laborales. Deberíamos recibir el mismo trato que cualquier otro trabajador o trabajadora, que cualquier ser humano”, dice Banchyi, empleada doméstica.
Suma tu voz a su lucha. Pide al gobierno libanés que proteja los derechos de las trabajadoras domésticas migrantes en Líbano.