“Los jóvenes tenemos una visión única y es por esto que debe ser escuchada” – Defender los derechos sexuales y reproductivos en Sudamérica – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

“Los jóvenes tenemos una visión única y es por esto que debe ser escuchada” – Defender los derechos sexuales y reproductivos en Sudamérica


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Seis activistas de Sudamérica hablan de cómo trabajan conjuntamente, en el marco del programa de Amnistía “Este es mi cuerpo”, con el objetivo de empoderar a jóvenes de entre 13 y 19 años para que reclamen sus derechos sexuales y reproductivos y los promuevan.

Proceden de Perú, Argentina y Chile, pero todos comparten la misma meta: asegurarse de que tienen el poder y la libertad de exigir sus derechos sexuales y reproductivos, y hacerlos efectivos. A lo largo de cinco años, estos jóvenes activistas trabajarán conjuntamente para empoderar a otros a fin de que puedan tomar decisiones informadas en torno a su cuerpo y su sexualidad, y proporcionar a sus coetáneos información y formación acerca de temas relativos a los derechos sexuales y reproductivos.

Reunidos por primera vez en Lima, Perú, nos cuentan qué significa para ellos participar en el programa y cómo pretenden cambiar las actitudes en la región.

 

¿A qué os referís cuando habláis de derechos sexuales y reproductivos?

Jesús, 16 años, de Chile: “Hablamos de todos los derechos que tienen que ver con poder vivir tu sexualidad como te dé la gana, mientras no estés violando o pasando a llevar los derechos del otro. Los derechos sexuales y reproductivos en mi opinión son los más complejos, ya que muchas personas no los conocen a cabalidad, y ese es el problema que abre toda esta discusión, puesto que como no todos los conocen no saben cómo ejercerlos y hacerse valer. Sin importar tu credo, sexo, etnia, edad, genero u orientación sexual debes tener conocimiento de estos, y nadie puede o debe privarte de estos.”

¿De qué manera podéis ayudar a otros a defender sus derechos?

Joaquín y Guadalupe, 16 años, de Argentina: “La gente en general no sabe cómo reclamarlos ni defenderlos porque no saben que son considerados derechos humanos. Afortunadamente, hoy en día, hay jóvenes en todos los países de la región unidos para cambiar esta realidad, produciendo talleres de capacitación, dando charlas, incidiendo políticamente, debatiendo con sus amigxs, desafiando las ideologías establecidas en sus familias. Creemos que estamos en una etapa de enorme cambio para la sociedad y sobre todo para la juventud. Porque por fin nos dimos cuenta todxs que quedarse sentado no es la solución. El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Para que nuestros amigxs, familia y entorno en general defiendan estos derechos debemos promoverlos constantemente. Desde la conversación con alguien desconocido en el tren hasta con nuestras familias en la cena. Y creemos que debemos defenderlos fervientemente para contagiar ese compromiso a más personas.”

Joaquín, de Argentina, y Sofía, de Chile (en primer plano) intercambian puntos de vista sobre temas relativos a los derechos sexuales y reproductivos durante el primer encuentro del programa “Este es mi cuerpo”. Lima, Perú, mayo de 2016. © Amnesty International
¿Qué te empujó a participar?

Tomy, 16 años, de Perú: “Porque quiero ver un cambio en mi región, porque ya no quiero ser solo el problema, sino también quiero ser parte de la solución del problema, porque hablan de mí sin preguntarme, toman decisiones para mi bienestar que nunca lo es. Para mí es importante ya que quiero que esto ya no sea un tabú, sino que este sea un tema con la importancia que se debe dar. Es importante para mí porque quiero ser un chico que haga las cosas bien y tener los conocimientos que se requieren para disfrutar plenamente de mi derecho y porque quiero que otros de mis amigos o adolescentes como yo también lo hagan.”

¿Por qué es importante para ti?

Jesús, 16 años, de Chile: “Porque millones de niñxs y adolescentes, e incluso adultxs ven vulnerados sus derechos humanos, sin saber qué hacer, sin saber cómo responder, sin saber cómo hacerse valer. Ahí creo que debemos ser capaces de poder brindarles ayuda a todos ellos. Yo toda la vida he sido discriminado por mi orientación sexual, siempre me pregunté: ‘¿Por qué?’. Y ahora ya entiendo de que no era porque las personas nacen queriendo discriminar, el problema es que la sociedad lo normaliza e influye en que eso se replique. Y por eso yo estoy en constante pugna para poder defender cualquiera que no pueda desempeñar todos sus derechos sexuales y reproductivos, ya que sé lo que se siente que te entreguen información errónea o que te digan que por ser niño tengo que comportarme de manera “MASCULINA”, también que por el hecho de que me gusten los hombres no voy a poder tener hijos, y así miles de cosas, miles de estereotipos que vivo día a día.”

¿Por qué crees que la gente joven de toda Sudamérica se está juntando para defender los derechos sexuales y reproductivos?

Lautaro, 16 años, de Argentina: “Porque compartimos que en varios países nos falta avanzar en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, tanto a nivel social, cultural y político. Es importante trabajar juntos porque conocemos la realidad de nuestra región, que a pesar de que es variada, la falta de políticas sobre derechos sexuales y reproductivos es generalizada. Trabajar juntos nos lleva a una mayor incidencia político social. Los jóvenes tenemos una visión única de nuestra realidad, ya que la vivimos en primera persona, es por esto que debe ser escuchada y tomada en consideración si queremos un cambio o una transformación estructural de cómo se abordan estos temas que nos afectan a todxs.”

Comparar y contrastar. Joaquín, Tomy y Guadalupe hablan sobre los retos a los que se enfrentan en sus respectivos países durante el primer encuentro del programa “Este es mi cuerpo”. Lima, Perú, mayo de 2016. © Lautaro García
¿Cuáles crees que son las diferencias entre los distintos países y cómo pueden afectar a tu trabajo?

Jesús, 16 años, de Chile: “Las diferencias más grandes es que los tres países vienen de historias muy distintas y eso influye bastante en cómo es cada país actualmente; si bien no vivimos en ‘dictadura’, es casi como que lo fuera, ya que hay una vulneración de nuestros derechos inconmensurable. Como, por ejemplo, Perú con las esterilizaciones forzadas, o los miles de embarazos adolescentes, o también ahora el cambio de gobierno al cual se ve sometido Perú que podría determinar la facilidad con la que podamos hacer ejercer nuestros derechos. O Chile, que día a día vivimos con una tasa muy alta de discriminación de todo tipo (xenofobia, homofobia, lesbofobia, transfobia, machismo, etc.), o la despenalización del aborto en tres causales. Y Argentina, que si bien tiene leyes que podrían ayudar a mucha gente, tampoco se ven aplicadas. Lo expuesto anteriormente afecta directamente nuestra libertad para ejercer nuestros derechos, esa es la lucha, nuestra lucha.”

¿Hay alguna cosa que te preocupe en relación con la defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos?

Sofía, 16 años, de Chile: “Para mí uno de los grandes obstáculos serán las barreras sociales y las diferentes formas de organización que se tienen en cada país. Será difícil pensar en un proyecto estándar, ya que todos somos diversos. Además, me preocupa un poco el enfoque específico que tiene el programa, si bien, día a día, somos vulnerados en materia de derechos sexuales y reproductivos, también lo somos en un montón de otras cosas que finalmente imposibilitan nuestro óptimo desarrollo ¿Cómo pretendemos que un joven luche por sus derechos en general si no tiene acceso a educación? ¿Cómo esperamos tener jóvenes empoderados en materia de derechos sexuales y reproductivos si este utiliza su tiempo en trabajar para ser un aporte a sus familias? En mi país y en los de la red se viven estas y otras realidades aún más fuertes, pero es precisamente ahí dónde se encuentra nuestro gran desafío, es ahí donde está nuestra lucha.”

El programa quinquenal “Este es mi cuerpo”, financiado gracias a la campaña organizada por jóvenes noruegos “Operación: Un día de trabajo”, se desarrolla en Argentina, Chile y Perú con el propósito de promover los derechos sexuales y reproductivos de jóvenes activistas de entre 13 y 19 años a través de la educación en derechos humanos y el trabajo de campaña e incidencia.

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