Los derechos sexuales y reproductivos son Derechos Humanos
Poder tomar tus propias decisiones sobre tu cuerpo, tu vida y tu salud sexual y reproductiva es un derecho humano básico. Sin embargo, este derecho se niega a diario a millones de personas en todo el mundo -muchas de ellas jóvenes-
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Cuando se trata de nuestro cuerpo y nuestras relaciones, las conversaciones que mantenemos con más libertad tienen lugar dentro de nuestra cabeza. A menudo mantenemos estos pensamientos en secreto. ¿Por qué?
Esta es la pregunta que se hizo Amnistía Internacional antes de presentar su campaña global sobre derechos sexuales y reproductivos, que tendrá lugar del 6 al 8 de marzo. Creemos que es una pregunta que vale la pena hacerse, porque la respuesta podría ser sorprendente para muchas de nosotras.
Piensen en ello. ¿Por qué guardamos silencio sobre este tipo de pensamientos? Quizá sea porque creemos que lo que podemos decir abiertamente está definido por la sociedad en la que vivimos.
Estas normas sociales están controladas por nuestros gobiernos, nuestras comunidades, incluso nuestras familias. Cuando cuestionamos estas normas nos sentimos culpables, incluso incómodas. Tememos que nos estigmaticen, incluso que nos encarcelen. Y por eso guardamos silencio.
Con la campaña Mi cuerpo, mis derechos queremos contribuir a romper este silencio. Porque en este mismo momento, muchas personas ni siquiera saben que tienen derechos, y mucho menos cómo reivindicarlos.
Decisiones que son nuestro derecho —como si queremos tener hijos y cuándo tenerlos— se han convertido en un asunto que controlan los gobiernos. Algunos gobiernos también permiten que otras personas de nuestro entorno —como médicos, guías religiosos o nuestros padres— tomen decisiones por nosotras. Y algunos incumplen su obligación de dar una información y unos servicios a los que tienen derecho las personas.
En los centros de salud de Burkina Faso pueden negar un método anticonceptivo a una mujer si no va acompañada de su marido. En Marruecos se puede obligar a una niña a casarse con su violador para preservar el honor familiar y “proteger” al agresor del enjuiciamiento. Entre 1980 y 2012, más de 150.000 mujeres viajaron desde Irlanda hasta el Reino Unido para someterse a un aborto porque en su país es ilegal salvo que la vida de la mujer corra un riesgo grave. Y en muchos países, amar a una persona del mismo género, o simplemente vestirse fuera de la norma social, basta para ser encarcelado.
El hecho de que sigan existiendo estas restricciones indica que queda mucho por hacer. Se está gestando una reacción contra los derechos sexuales y reproductivos, impulsada por grupos de interés bien financiados y organizados. Algunos gobiernos, desde los máximos niveles, tratan de limitar estos derechos poniendo en tela de juicio las ideas de “derechos reproductivos” y de “igualdad de género” o tildando de occidental el principio de “derechos humanos para todas las personas”. Lo que es evidente es que se están cuestionando nuestros derechos a expresar nuestra sexualidad y a tomar decisiones sobre nuestro cuerpo.
En los próximos dos años, la campaña Mi cuerpo, mis derechos de Amnistía Internacional tratará de detener esta tendencia, sobre todo en Nepal, El Salvador, Burkina Faso,Irlanda y el Magreb (Argelia, Marruecos y Sáhara Occidental, Túnez). Se difundirá a personas de todo el mundo, animándolas a que rompan el silencio que rodea estas cuestiones como primer paso para reivindicar sus derechos.
Si rompemos el silencio, los gobiernos tendrán que dar un paso adelante y empezar a proteger el derecho de las personas a tomar decisiones sobre su cuerpo y su vida. Hasta entonces, denunciaremos a los Estados que violen estos derechos y exigiremos el cambio. Porque los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos. Nos pertenecen a todas las personas.
El informe que fue lanzado pone en relieve la creciente represión que se ejerce contra los derechos sexuales y reproductivos en muchos países del mundo, que dan prioridad a políticas represivas a costa de los derechos humanos y las libertades básicas.
La artista japonesa Hikaru Cho apoyó con sus obras artísticas la campaña #MiCuerpoMisDerechos
Conocé los derechos sexuales y reproductivos de cada imagen
280.000 voces se alzan
Cuando lanzamos la campaña “Mi cuerpo, mis derechos”, también les pedimos que firmaran nuestra petición a los líderes mundiales para que protejan los derechos sexuales y reproductivos de las personas jóvenes en todo el mundo. Han firmado 280.000 de ustedes, de casi todos los países del mundo. Y sus peticiones no han sido en vano.
En abril entregamos esa petición a funcionarios de alto nivel en la Comisión de Población y Desarrollo de la ONU. La Comisión estaba adoptando decisiones sobre los derechos sexuales y reproductivos que afectarían a las vidas de todas las personas, especialmente la gente joven, en el presente y en un futuro lejano.
Las negociaciones duraron una semana y fueron intensas. Pero, al final, los gobiernos reafirmaron que los derechos sexuales y reproductivos son fundamentales para la justicia social y para el desarrollo mundial.
La Comisión hizo un llamamiento a todos los gobiernos para que respeten, protejan, promuevan y realicen todos los derechos humanos, incluidos la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. También reconoció la necesidad del acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad y el derecho a la educación sobre sexualidad.
Pero los líderes mundiales no acordaron poner fin a la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género. Y el acceso a servicios de aborto sin riesgos quedó limitado a los países donde el aborto no es contrario a la ley.
Queda mucho por hacer.
El los próximos dos años, “Mi cuerpo, mis derechos” hará campaña sobre asuntos de vital importancia como éstos.