Las fuerzas armadas de Myanmar usan tácticas cada vez más letales y armas que normalmente se ven en el campo de batalla contra personas que protestan pacíficamente y transeúntes de todo el país, según revela una nueva investigación de Amnistía Internacional.
Mediante la verificación
de más de 50 vídeos de la represión en curso, el Evidence Lab del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional puede confirmar que las fuerzas de seguridad parecen implementar estrategias planeadas y sistemáticas que incluyen el uso creciente de medios letales. Muchos de los homicidios documentados constituyen ejecuciones extrajudiciales.
Las imágenes muestran claramente que las fuerzas armadas de Myanmar —conocidas también como Tatmadaw—
utilizan cada vez más armas que sólo son apropiadas para el campo de batalla y no para la actuación policial. Se ve a menudo a agentes llevando a cabo actuaciones imprudentes como el rociado de munición real de forma indiscriminada en zonas urbanas.
“Estas tácticas militares de Myanmar no son nada nuevo, pero hasta ahora sus baños de sangre nunca se habían retransmitido en directo al mundo”, declaró Joanne Mariner, directora de respuesta a las crisis de Amnistía Internacional.
“No son acciones de oficiales individuales abrumados que toman decisiones erróneas, sino comandantes irredentos ya implicados en crímenes de lesa humanidad que despliegan sus tropas y métodos asesinos a plena luz del día.
“Durante años, las minorías étnicas —como la chin, la kachin, la karen, la rajine, la rohinyá, la shan, la ta’ang y otras— vienen sufriendo la peor parte de la terrible violencia que infligen las fuerzas armadas. Junto con otros grupos de derechos, hemos pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que remita la situación de Myanmar a la Corte Penal Internacional y haga comparecer ante la justicia a los altos mandos de las fuerzas armadas, incluido Min Aung Hlaing. A pesar de ello, el Consejo de Seguridad no ha hecho nada, y hoy vemos a las mismas unidades militares disparar sus armas contra quienes protestan.
“
Las autoridades militares deben cesar de inmediato su mortal ofensiva, reducir las tensiones en todo el país y poner en libertad a todas las personas detenidas arbitrariamente”.
Los 55 vídeos, filmados entre el 28 de febrero y el 8 de marzo, fueron grabados por ciudadanos y ciudadanas de a pie y medios de comunicación locales en ciudades como Dawei, Mandalay, Mawlamyine, Monywa, Myeik, Myitkyina y Yangón.
Según el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, el
número de personas que han perdido la vida en las protestas a fecha 4 de marzo es de 61. Este cálculo oficial no incluye las muertes que se han conocido en los últimos días.
Uso de medios letales planeado, premeditado y sancionado
Amnistía Internacional ha verificado múltiples vídeos que muestran el uso de medios letales de forma planeada, premeditada y coordinada.
En un
vídeo grabado el 2 de marzo en el barrio de Sanchaung, Yangón,
se ve a un comandante de pie junto a un agente que maneja un rifle de francotirador que parece ordenar a éste que dispare hacia manifestantes concretos.
En un inquietante
vídeo grabado el 3 de marzo en el barrio de North Okkalapa de Yangón, se ve a unos agentes llevando a un hombre hacia un grupo más numeroso de fuerzas de seguridad. El hombre parece estar bajo custodia del grupo y no ofrece resistencia visible cuando de repente un agente que va a su lado le dispara. El hombre cae inmediatamente al suelo y lo dejan en la carretera, aparentemente sin vida, varios segundos, hasta que los agentes vuelven y se lo llevan a rastras.
Dos personas murieron y varias más resultaron heridas en Myitkyina, en el estado de Kachin, el 8 de marzo. En un
vídeo verificado, se ve a un grupo de personas alejarse corriendo de una densa nube de humo mientras suenan disparos en la distancia. Se oyen voces que dicen, llenas de pánico: “Quema mucho” y “ha muerto una persona” entre gritos de horror mientras se llevan a una persona con una herida grave en la cabeza. Después se ve cómo se llevan a rastras a varias personas que parecen heridas y que dejan importantes cantidades de sangre en el suelo.
En otro
vídeo verificado fechado el 28 de febrero, se ve a un miembro de las fuerzas armadas en Dawei que aparentemente presta su rifle a un policía que está a su lado. El policía se agacha, apunta y dispara, y un grupo de agentes que están junto a él lo celebran.
“Este incidente no sólo muestra un temerario desprecio a la vida humana, haciendo una diversión de disparar munición real contra manifestantes, sino que revela una coordinación deliberada entre las fuerzas de seguridad”, afirmó Joanne Mariner.
Importante despliegue de arsenal militar
El 5 de marzo, medios de comunicación estatales
citaron a autoridades militares que desmentían su papel en las muertes y afirmaban que “detrás de estos casos [podría haber] personas sin escrúpulos”.
Sin embargo,
Amnistía Internacional ha identificado a fuerzas de seguridad que llevaban diversas armas de fuego militares, como ametralladoras ligeras RPD de fabricación china, así como rifles de francotirador MA-S, fusiles semiautomáticos MA-1, metralletas semiautomáticas BA-93 y BA-94 réplicas de Uzi, y otras armas fabricadas en Myanmar. Estas armas son totalmente inadecuadas para su uso en el control policial de las protestas. Según
las directrices de la ONU, las fuerzas de seguridad deben abstenerse de usar armas de fuego a menos que haya peligro inminente de muerte o de lesiones graves y no se disponga de una alternativa adecuada.
“El armamento desplegado por las fuerzas armadas revela una escalada deliberada y peligrosa de las tácticas”, prosiguió Joanne Mariner.
“No satisfechos con el uso indiscriminado de armas menos letales, cada nuevo día muestra una orden clara de desplegar fusiles semiautomáticos, rifles de francotirador y ametralladoras ligeras en un número cada vez mayor. Que quede claro: estamos ante una nueva fase mortal de la crisis”.
Este despliegue se produce después del
uso excesivo de gas lacrimógeno, cañones de agua, granadas paralizantes Dae Kwang DK-44 de fabricación surcoreana y otros métodos polémicos de control de multitudes, así como de incidentes de palizas atroces a manos de las fuerzas de seguridad, como se ve en este
vídeo verificado grabado en Mandalay el 7 de marzo.
Las fotografías y los vídeos muestran también que la policía tiene acceso a armas menos letales tradicionales, como lanzadores de proyectiles de pimienta y escopetas cargadas con balas de goma fabricadas por la empresa turca Zsr Patlayici Sanayi A. S., con cartuchos de la empresa francoitaliana Cheddite.
Uso temerario e indiscriminado de armas letales
Amnistía Internacional ha verificado también
imágenes de las fuerzas de seguridad usando armas letales de formas temerarias, indiscriminadas que tienen muchas probabilidades de causar heridas mortales.
Imágenes verificadas grabadas el 1 de marzo en Mawlamyine, en el estado de Mon, muestran a las fuerzas de seguridad disparando indiscriminadamente munición real en múltiples direcciones, incluidas viviendas.
En un vídeo filmado en el barrio de Hledan, Yangón,
publicadoel 28 de febrero, el hombre graba las imágenes asomado a un balcón y describe la escena que ve abajo, donde personal de las fuerzas armadas parece disparar gas lacrimógeno y munición directamente a la gente que está en la calle. Acurrucado con otras personas en el balcón, sigue grabando la escena cuando un grupo de agentes que están en la calle lo ven filmando. Se oye un único disparo y luego se oye a la gente del balcón decir: “¡Le han dado [a alguien ]! ¡Entrad [en el apartamento]!”. Luego se ve en el balcón a una mujer tendida con una herida en la cabeza.
“M
ientras aumenta el número de víctimas mortales, el Consejo de Seguridad de la ONU y la comunidad internacional deben ir más allá de las palabras de preocupación y actuar de inmediato para detener las violaciones y pedir cuentas a los perpetradores”, concluyó Joanne Mariner.
Despliegue de notorias divisiones militares
Un análisis adicional de las fotos y los vídeos muestra que las unidades militares implicadas en esta represión letal incluyen la Comandancia de Yangón, la Comandancia del Noroeste y las Divisiones de Infantería Ligera 33, 77 y 101, que a menudo actúan junto a la policía y a veces prestan a ésta sus armas.
Según imágenes examinadas por Amnistía Internacional, la 33 División de Infantería Ligera está desplegada actualmente en Mandalay; la 77, en Yangón, y las 101, en Monywa. En las tres ciudades ha habido casos extremos de fuerza excesiva, incluidos homicidios, a manos de las fuerzas de seguridad en los últimos días.
Algunas de estas divisiones militares son conocidas por atrocidades y violaciones graves de derechos humanos cometidas en los estados de Rajine, Kachin y Shan del Norte. Amnistía Internacional ha
implicado a soldados de la 33 División de Infantería Ligera en crímenes de guerra en el estado de Shan del Norte en 2016 y 2017, y en crímenes de lesa humanidad contra la población rohinyá en el estado de Rajine en 2017.