Tres meses después de que el gobierno del presidente Daniel Ortega desplegara su estrategia letal de represión de las manifestaciones estudiantiles el 18 de abril, Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, delcaró:
“Tres meses después del comienzo de la represión del Estado en Nicaragua, murieron alrededor de 300 personas, la inmensa mayoría a manos de la policía o de grupos parapoliciales. El presidente Ortega demostró una y otra vez que no se detendrá ante nada para aplastar a todas las personas que se atrevan a oponerse a su gobierno y a las desafortunadas que se interpongan en el camino, incluidos menores de edad, estudiantes, madres de víctimas y miembros del clero”.
“En los últimos días, se intensificaron la escala y la coordinación de los ataques generalizados contra la población civil, y se envió a atacantes con armas letales a ciudades como Masaya, que se convirtieron en símbolo de la resistencia al despiadado régimen del presidente Ortega. Las autoridades nicaragüenses deben refrenar inmediatamente a las fuerzas de seguridad del Estado y disolver los grupos parapoliciales que actúan claramente con su apoyo”.