Nuestra historia
Amnistía Internacional está presente en casi todos los países del mundo. La organización de derechos humanos fue fundada en 1961 por el abogado británico Peter Benenson. Inspirado en el caso de unos estudiantes portugueses encarcelados que por brindar por la libertad en su país, fueron encarcelados. Al enterarse de este hecho, Benenson publicó el artículo “The Forgotten Prisoners” (Los presos olvidados) en el diario The Observer.
En ese artículo, Benenson instaba a personas de todo el mundo a actuar para conseguir la excarcelación de esos seis prisioneros a los que llamó “presos de conciencia“, porque habían sido encarcelados por sus convicciones políticas, religiosas u otros motivos de conciencia, sin haber recurrido a la violencia ni propugnado su uso.
Para su sorpresa, más de un millar de lectores respondieron a su llamada a la acción, que se replicó en otros países. Quizá sin darse cuenta, Benenson había creado un tipo de activismo que daría excelentes resultados en la lucha contra la injusticia y el abuso de poder: la acción de muchas personas anónimas actuando a favor de otras personas víctimas de violaciones de los derechos humanos.
Lo que empezó como una campaña puntual se transformó en un movimiento internacional por la defensa de los derechos humanos.
Para la historia Argentina, la organización fue clave. En 1976 visitó nuestro país la primera comisión internacional que documentó casos y denunció las violaciones a los derechos humanos producidos por la última dictadura militar.
En 1977 el trabajo de Amnistía Internacional fue recompensada con el premio Nobel de la Paz, y un año más tarde la organización fue galardonada con el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Nuestra filosofía es que estamos convencidos que el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Salimos a las calles. Juntamos firmas. Protestamos y damos a conocer las violaciones a los derechos humanos en todo el mundo para que no queden impunes.