“Este es uno de los días más aciagos de la historia de Nueva Zelanda. Los atacantes, que han desatado su mortal odio y racismo contra mujeres, hombres, niños y niñas que participaban en la oración del viernes, nos han causado profundo dolor y conmoción.
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“Es también el momento de hacer recuento para los líderes de todo el mundo que han fomentado el flagelo de la islamofobia o no han hecho caso de él. La política de demonización se ha cobrado hoy 49 vidas. La información que indica que los atacantes seguían un manifiesto supremacista blanco debe llevar a los líderes del mundo a comenzar a oponerse a esta ideología llena de odio.
“Nos solidarizamos hoy con todas las personas que han perdido a algún ser querido y prometemos unirnos en contra de este odio. La Nueva Zelanda en la que creemos es una Nueva Zelanda que prospera con una sociedad multicultural, acoge a las personas refugiadas y migrantes y respeta los derechos de quienes practican su religión en paz. Estos atentados no pueden más que reforzar nuestra determinación de luchar por una sociedad construida en torno a la paz, la esperanza y la justicia”.